Turquía estrena nuevo mega aeropuerto

Turquía acaba de dar la campanada mundial con el estreno del nuevo aeropuerto internacional de Estambul.

Es muy difícil saber con exactitud el coste total de este proyecto, pero según la mayoría de fuentes oficiales, podría rondar los 10 mil millones de euros.

Para un país que está atravesando una fuerte crisis económica, esta apuesta por el sector turístico, y más concretamente por el que se desplaza vía aérea, podría parecer, como poco, bastante arriesgada.

De hecho, la construcción del nuevo aeropuerto ha estado durante los últimos 5 años envuelta en todo tipo de polémicas.

En primer lugar, cuando se presentó la idea, la Cámara Turca de Ingenieros de Medio Ambiente llevó a sus responsables ante los tribunales, alegando que la ubicación del mismo tendría un impacto negativo sobre el entorno.

Se alegó, además, que sería necesario cortar casi un millón de árboles, aunque las autoridades turcas rebajaron esta cifra hasta los 660.000.

Superado con posterioridad el primer escollo legal, lo peor estaba todavía por llegar.

Según informaciones publicadas por el diario turco Cumhuriyet, podrían haber muerto hasta un total de 400 trabajadores durante las labores de construcción, que a día de hoy todavía no han finalizado.

De acuerdo con los datos publicados por este rotativo nacional, se habrían producido hasta 4 accidentes mortales a la semana, los cuales habrían sido supuestamente ocultados por los organismos gubernamentales correspondientes.

El modus operandi de la Administración en estos casos podría haber sido siempre el mismo, y consistiría en indemnizar rápidamente a las familias de las víctimas, a cambio de su silencio.

Este asunto levantó semejante polémica, que el propio ministro de trabajo turco tuvo que declarar ante el Parlamento nacional que según las informaciones oficiales que le constaban, «sólo» se habrían producido 27 víctimas mortales durante los trabajos de construcción.

Además de todo esto, los trabajadores contratados para levantar el nuevo aeropuerto (la inmensa mayoría con muy pocos recursos económicos) protestaron en varias ocasiones reclamando una mejora en sus condiciones laborales, que según ellos les obligaba a vivir en alojamientos infestados de todo tipo de insectos.

En todo caso, hoy mismo finalizaban las tareas de recolocación de la flota de Turkish Airlines, que desde el pasado fin de semana lleva fletando sus aviones desde otros puntos del país hacia Estambul.

Además de la aerolínea bandera de Turquía, las compañías Atlas Global y Onus Air también basarán una buena parte de sus aviones en las instalaciones recién estrenadas.

De esta manera, el antiguo aeropuerto de Ataturk ya ha dejado oficialmente de operar vuelos comerciales, limitándose por el momento a operaciones privadas y de carga.

Recordemos que en el año 2016, un grupo terrorista relacionado con el ISIS asesinaba a 42 personas en sus instalaciones.

Las cifras

El nuevo aeropuerto internacional de Estambul cubre un área total de unos 80 kilómetros cuadrados, y se calcula que para el año 2030 constará de 6 pistas activas, aunque actualmente está operando con sólo 2.

De acuerdo con las fechas correspondientes a las distintas fases de las que consta este macro proyecto, quedan todavía 12 años para su finalización.

En esta primera fase de comienzo de las operaciones aéreas, se tendrá que conformar con la cifra de 90 millones de pasajeros anuales. En el momento de alcanzar la segunda fase del proyecto, esta cifra llegará hasta los 150 millones de pasajeros anuales, y para el año 2030 se calcula que alcanzará su máxima capacidad de 250 millones de pasajeros anuales.

Para hacer la mejor comparativa, baste con decir que el aeropuerto que acoge al mayor número de pasajeros actualmente es el de Atlanta, en Estados Unidos, con 104 millones anuales.

Sin embargo, la ciudad de Estambul recibe alrededor de 10 millones de visitantes extranjeros al año, a pesar de ofertar en muchos casos una pernoctación gratuita para los turistas que se ven obligados a pasar la noche en la capital turca.

Las nuevas instalaciones prevén un espacio equivalente a 7 campos de fútbol para tiendas Duty Free, repartidas en un área de 100.000 metros cuadrados.

Contará con 114 puertas, 40.000 espacios de aparcamiento, 20.000 asientos de espera y 228 puestos de control de pasaportes.

Además, se ha firmado un acuerdo con la firma hotelera Yotel para ofertar un total de 451 habitaciones en las inmediaciones del aeropuerto, de las cuales 102 se ubicarán dentro del mismo.

En lo que se refiere a términos de conectividad, desde el nuevo aeropuerto se operarán vuelos a más de 350 destinos, realizados por alrededor de 100 compañías aéreas, de los cuales 120 están dentro de un radio inferior a las 3 horas de trayecto.

En cuanto a seguridad, se indica que se han implementado un total de 9.000 cámaras de vigilancia, además del sistema más moderno de reconocimiento facial.

La realidad

Para ser totalmente sinceros, tenemos muy serias dudas en relación con los términos expuestos de finalización de este proyecto, y lo que es peor, de su correcto funcionamiento.

Tenemos que recordar que el proceso de mudanza de Turkish Airlines al nuevo aeropuerto fue planificado y retrasado hasta en 4 ocasiones distintas.

A día de hoy, la aerolínea nacional turca está batiendo récords de anulaciones y cancelaciones de vuelos, y todavía no ha llegado la época más conflictiva en este aspecto, que por supuesto es el Verano.

Las instalaciones se han construido a unos 45 km de Estambul, cuando el antiguo Ataturk se encontraba a tan solo 20 km.

Aunque parece evidente que toda la zona tendrá que ir creciendo progresivamente y de acuerdo con el desarrollo comercial e industrial que se espera, lo cierto es que a día de hoy el nuevo aeropuerto de Estambul está, literalmente, en medio de la nada.

De momento, ni un solo hotel, ni una sola cama disponible.

El metro se supone que conectará las dos terminales con la capital del país en un año, aproximadamente, por lo que hoy en día sólo queda la opción de tomar el bus público, o echar mano de taxi o Uber.

En este último caso, la carrera tiene una duración de alrededor de 40 minutos y un coste cercano a los 40 euros.

Los alrededores del aeropuerto todavía están en obras, y permanecerán en este estado al menos una década más, contando con que todo siga el proyecto y los cálculos previstos.

Los exteriores recuerdan a una obra faraónica, con edificios de gran altura separados en dos plantas.

El área destinada al check in es un enorme espacio prácticamente diáfano, con techos muy altos por los que penetra la luz natural del exterior.

El tipo de decoración y arquitectura recuerda a las construcciones y el arte más típico del país.

Todavía no están abiertas todas las tiendas, y tampoco todas las puertas de embarque, aunque la cantidad es más que suficiente para mantener entretenido a cualquiera durante varias horas.

Lamentablemente, nosotros no somos demasiado optimistas a día de hoy.

Mover semejante volumen de personas, en un país que se caracteriza precisamente por su volatilidad e inestabilidad política y social, se nos antoja verdaderamente complicado.

La idea principal no es que todos los turistas paren en Estambul, sino en convertir a la capital turca en el nudo de conexión entre Oriente y Occidente.

Curiosamente, la inmensa mayoría de aerolíneas que operan vuelos entre ambos continentes, están adquiriendo nuevos aviones con los que se podrán evitar las paradas intermedias, por lo que ambas filosofías chocan frontalmente.

De hecho, países que presumen de una estupenda organización de masas, como Japón, apenas manejan un volumen anual en su aeropuerto principal de 85 millones de pasajeros.

El gigante inglés de Heahrow, se mueve en un total de 78 millones de pasajeros.

Estamos hablando de duplicar la capacidad más grande de un recinto de estas características en la actualidad, como es el aeropuerto Internacional Hartsfield-Jackson de Atlanta, que ya suele tener problemas intrínsecos debidos al enorme flujo de personas que utilizan sus instalaciones a diario.

Ojalá nos equivoquemos, pero con los datos que tenemos hoy en día sobre la mesa y lo poco que hemos visto hasta ahora, a nuestro entender todo apunta a un macro desastre organizativo.

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