La larga y creciente retahíla de incidentes provocados por pasajeros durante el vuelo, sigue causando graves perjuicios a las principales compañías aéreas de todo el mundo.
Entre los más destacados, principalmente por las consecuencias económicas que conllevan, se encuentran los regresos obligados al aeropuerto de origen, con el fin de desembarcar a la persona responsable del conflicto.
Este tipo de maniobras no sólo perjudican al resto de pasajeros, que ven cómo sus vuelos se retrasan de manera muy significativa, sino también a las propias aerolíneas, que después de haber completado el despegue y en muchos casos varias horas de ruta, acaban de nuevo regresando al mismo punto de partida.
Este es precisamente el caso de la norteamericana United Airlines, que sólo durante este mes de Julio se ha visto obligada a ordenar el regreso de 3 aviones que ya estaban en vuelo, a consecuencia de incidentes a bordo que resultan absolutamente inverosímiles.
United es una de la compañías aéreas más grandes e influyentes del sector, y cuenta con una flota compuesta por más de 900 aeronaves, con las que opera una media de 4.500 vuelos diarios a 300 destinos domésticos e internacionales.
El primero suceso correspondiente a esta trilogía de lo absurdo ocurría el pasado día 10, durante el vuelo UA20 entre Houston (Texas) y Amsterdam.
Cuando el Boeing 777 se encontraba sobrevolando el espacio aéreo de la ciudad de Chicago, uno de sus ocupantes comenzó a quejarse a la tripulación porque no veía en el menú su comida favorita.
A pesar de que el pasajero fue advertido en numerosas ocasiones para que depusiera su actitud agresiva con los tripulantes de cabina, la discusión llegó a tal extremo que el comandante decidió tomar tierra en el aeropuerto Internacional O´Hare.
Previamente, tuvo que sobrevolar la ciudad estadounidense para poder deshacerse de gran parte del fuel que llevaba en su interior, y tomar tierra con el peso adecuado.
La policía acabó abordando el avión de United para reducir al pasajero «gourmet», escoltándolo finamente a sus dependencias tras ser detenido y acusado de varios delitos.
Desgraciadamente, la tranquilidad no duró demasiado para United, ya que sólo 3 días después sucedía otro incidente de muy difícil explicación durante el vuelo 1379, entre Dulles International Airport y Fort Laudardale (Florida).
Durante el trayecto, un hombre nacido en Ohio no tuvo mejor ocurrencia que agarrar la pierna de otra pasajera, negándose a soltarla.
No había ningún tipo de conexión o relación entre las dos personas, ni se habían dirigido la palabra en ningún momento previo al incidente.
Simplemente, el pasajero posteriormente detenido, decidió que debía agarrar con fuerza la pierna de Claudia Mondelo, nombre de la pasajera afectada, provocando una situación tan ridícula como peligrosa.
El causante de esta trifulca fue trasladado inmediatamente delante de un Juez y tras abonar una multa de 1.000 dólares, ahora está a la espera de juicio.
United Airlines ha vetado su futura presencia en cualquier otro avión perteneciente a la compañía.
Y como las desgracias parece que siempre ocurren de tres en tres, el Jueves de la semana pasada otro Boeing 777 de United se veía obligado a regresar al aeropuerto de origen, dos horas después del despegue.
En este caso, hablamos del vuelo UA871, entre San Francisco y la ciudad taiwanesa de Taipei.
Como si tratase de una competición para dirimir el mayor absurdo, un pasajero que volaba en clase Economy decidió regalarse un upgrade a si mismo, trasladándose a otro asiento ubicado en clase Business.
En un primer momento, atendiendo a las indicaciones de los auxiliares de vuelo, esta persona regresó a su butaca en Economy, pero a las dos horas de trayecto tomó la determinación de instalarse definitivamente en Business, rehusando volver a su asiento original.
El comandante del aparato decidió en ese momento regresar a San Francisco, ya que el pasajero cada vez se mostraba más agresivo con la tripulación y todavía restaban muchas horas de vuelo.
Finalmente, como suele ocurrir en este tipo de situaciones, en San Francisco se procedió a la detención del causante del suceso, pero todos los ocupantes del 777 fueron también desalojados del aparato, que no volvería a despegar hasta la mañana siguiente.
Este importante retraso implica que muchos de los perjudicados hayan perdido sus conexiones, reclamando a la aerolínea la correspondiente indemnización por daños y perjuicios.
La suma total de todos los gastos causados es muy elevada, y la aerolínea por su parte intentará repercutirla sobre el pasajero detenido, que tampoco podrá volver a volar con United.
Desde diversos estamentos del sector, se ha insistido una vez más en la importancia de actuar con la mayor contundencia ante este tipo de actos, que ponen en serio riesgo la seguridad aérea y acarrean perjuicios económicos de enorme gravedad a las compañías aéreas.