Virgin Australia se declara insolvente

Si hace apenas 48 horas anunciábamos la quiebra de South African Airways, hoy tenemos que referirnos a la de la aerolínea Virgin Australia, que ha entrado voluntariamente en administración judicial, tras no haber podido llegar a cerrar un acuerdo de rescate con el gobierno australiano.

Si bien la situación de South African era presumible, a la vista de los acontecimientos vividos dentro de la compañía durante los últimos años, la noticia sobre Virgin Australia ha resultado como un jarro de agua fría sobre la cabeza de muchos usuarios.

Virgin Australia tiene una flota compuesta por 98 aeronaves, entre las que destacan sus 79 Boeing 737.

Y no es precisamente que Virgin Australia no tuviese serios problemas antes de la llegada de la crisis provocada por la Covid-19, ya que su deuda alcanza la cifra de 4.800 millones de dólares, un lastre que se antoja excesivamente pesado.

Virgin había solicitado al ejecutivo australiano una línea de vida para poder superar la situación actual, por un importe total de 1.400 millones de dólares, después de que este garantizase a la principal aerolínea del país, Qantas, un total de 715 millones de dólares.

Gracias a esta medida y a otra serie de fondos adicionales conseguidos recientemente, Qantas ha logrado llegar hasta los 1.050 millones de dólares, una cantidad que en principio serviría para poder volver a retomar las operaciones en cuanto desparezcan las restricciones actuales.

Sin embargo, y tal y como venimos diciendo desde hace meses en Turama, no todas las compañías aéreas van a poder superar el parón provocado por el nuevo coronavirus, y muchas de ellas se verán obligadas a seguir el mismo camino de Virgin Australia.

El gobierno australiano sabe perfectamente que la desaparición de Virgin Australia deja a Qantas ante un más que probable monopolio en muchas rutas, lo cual derivará sin duda en una subida fulminante del precio de los billetes, pero aún así ha considerado denegar la petición de rescate.

Ni siquiera los 10.000 puestos de trabajo directos que aporta Virgin en Australia han sido suficiente razón de peso para reconsiderar la postura del gobierno australiano, el cual ha seguido los mismos pasos que el año pasado llevaron a Boris Johnson a denegar las cantidades que solicitaba Thomas Cook para permanecer operativa.

Sir Richard Branson, fundador de Virgin y actualmente accionista minoritario en Virgin Australia, hoy mismo comunicaba a los medios de prensa que Virgin Atlantic, aerolínea inglesa de la que sí es accionista mayoritario, también necesitará ayuda del gobierno inglés para poder seguir adelante.

Según sus propias palabras: «Esperamos que Virgin Australia pueda resurgir más fuerte que nunca, como una aerolínea viable económicamente y sostenible. Si Virgin Australia desaparece, Qantas tendría definitivamente en monopolio el control de los cielos australianos».

Y es que, al menos en teoría, todavía no ha llegado el fin para Virgin Australia. A partir de ahora, comienzan todos los trámites legales que rodean a una intervención estatal de la compañía por parte de administradores públicos, la cual puede acabar de maneras bien distintas.

No es descartable el que se pudiese llegar a encontrar una solución que permitiese la vuelta a la normalidad de Virgin Australia, o quizás una venta parcial de sus activos. Lamentablemente, la quiebra definitiva también forma parte de este abanico de posibilidades.

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