Vueling sigue de fiesta

El Verano ha terminado, pero la diversión aún continúa. Con noticias como la que os vamos a relatar hoy, tenemos que agarrarnos bien fuerte para no partirnos de risa.

A pesar de que la temporada estival ya ha quedado atrás, Vueling se empeña en seguir adornando los primeros puestos en las estadísticas de retrasos y cancelaciones.

Sólo durante los últimos 7 días, la bajo coste española acumuló un total de 1.735 retrasos y 145 cancelaciones, que se suman a los casi 13.000 vuelos afectados con los que se ha coronado este mismo Verano.

Ya no hay huelgas de controladores, ni colapsos del tráfico aéreo, las mejores disculpas de la aerolínea para encubrir su propia falta de acierto a la hora de planificar sus operaciones.

Una vez más con la reputación por los suelos, igual que ocurría durante el año 2016, la compañía ha decidido invertir nada más ni nada menos que 70 millones de euros para «lavar su imagen» y convertirse en la mejor aerolínea lowcost de Europa en el año 2023.

El proyecto ha sido bautizado como «Vueling for you», una horterada más de las muchas con las que nos sorprenden hoy en día los supuestos gurús del marketing, que dedican meses a pensar la frase exacta que impacte en el público y llegue hasta el cerebro de las masas.

A nuestro cerebro la noticia ha llegado más como una bala del calibre 25, atravesándolo por la parte delantera y saliendo por la trasera, dejando sobre todo y ante todo, en vez de sangre, muchas carcajadas.

Porque resulta que Vueling no considera la campaña «Vueling for you» un lavado de imagen. Lejos de ejercer un mínimo de autocrítica, la compañía ha declarado que durante el año 2017 «alcanzó un nivel de satisfacción de sus clientes nunca visto, y el volumen de quejas de los pasajeros no ha aumentado desde entonces».

Ojo, porque esta frase podría tener cierto porcentaje de posibilidades de parecerse a un borrador de algo relativamente cierto, a pesar de que se tendrían que preocupar más de que el volumen de quejas bajase, que sería lo más lógico.

Durante el año 2016, Vueling creó un auténtico caos en toda España y gran parte de Europa.

Si no llega a ser por la intervención del Ministerio de Fomento y la ayuda prestada por otras compañías aéreas que tuvieron que salir al rescate, Vueling habría puesto en posición de jaque mate a uno de los sectores más importantes del país, justo en la temporada donde se registra un mayor movimiento de pasajeros.

Los cientos de miles de afectados, se las vieron y se las desearon para poder arreglar cada situación particular, lo que llevó incluso a tener que amenazar con el cierre de la compañía.

Por culpa de esto, Vueling tuvo que controlarse bastante durante el 2017 para no repetir los mismos errores, que la hubiesen llevado inexorablemente a la desaparición, pero habiendo dejado el listón de quejas, reclamaciones y líos varios tan sumamente alto, es normal que ahora cualquier otro resultado le parezca hasta aceptable.

Lo cierto es que la aerolínea en ningún momento reconoce ningún tipo de fallo por su parte. En lo que se refiere a la catástrofe de este mismo Verano, Vueling alude a los problemas de tráfico del aeropuerto de Barcelona, en donde tiene su principal hub y desde donde parten la mayoría de sus vuelos, así como a las huelgas de controladores que sucedieron hace varios meses.

Curiosamente, esos dos factores tendrían que haber afectado en igual manera a todas las compañías aéreas, y no sólo a Vueling.

 

Jugando en el mismo campo, con las mismas normas y con la misma pelota, Vueling la volvió a liar parda, mientras el resto de aerolíneas supieron cómo salir más o menos airosas del Verano.

De hecho, la compañía aérea full service, o lo que es lo mismo, no de bajo coste, más importante de Europa, la alemana Lufthansa, fue una de las que más operaciones afectadas registró, tanto por cancelaciones, como por retrasos.

Con el tamaño de Lufthansa, es evidente que proporcionalmente siempre va a tener mayor número de incidencias que el resto, al mover un mayor número de aeronaves, pero ¿alguien ha visto a grupos de pasajeros de Lufthansa amotinados en los aeropuertos protestando contra la compañía?.

La respuesta es, sencillamente, no. Nadie ha visto eso, ni grupos en las redes sociales bramando en contra de Lufthansa, o denunciando su ineptitud. La razón de ello es que más que provocar problemas, los cuales en ocasiones es cierto que no se deben a la propia responsabilidad de la aerolínea, la cuestión está en saber solucionarlos.

 

Si se produce un retraso, o una cancelación, y rápidamente se contacta con el pasajero para reubicarlo e indemnizarlo, el mal queda hecho, pero al menos esa persona sabe que detrás de lo que ha pagado por su billete de avión, es probable que haya algún ser humano que se preocupe por su situación.

En el caso de Vueling, si la respuesta es «podrás salir en 2 ó 3 días», apaga y vámonos.

Con esos 70 millones de euros se nos ocurre así de repente, llamadnos locos, abonar todas las indemnizaciones y reclamaciones pendientes que tiene a día de hoy la compañía, a nuestro juicio la mejor forma de reconciliarse con el público, mucho mejor que crear campañas chorra con reputados gabinetes de marketing, para intentar salir del atolladero.

Vueling parece que no acaba de entender el tremendo daño que provoca cada vez que lía una de las suyas. Es como la avestruz que mete la cabeza en la tierra y no quiere saber nada de lo que ocurre en la superficie.

No sólo es que se niegue a ejercer cualquier tipo de autocrítica, es que aún por encima nos critica a aquellos que la criticamos.

Pues bueno, ahora nos ofrecen asientos con mayor espacio, esto es, asientos con un espacio normal para las piernas, y no el agujero que dejaban antes para acomodar las extremidades inferiores, no apto para seres humanos que dispongan de ellas.

Es decir, primero te meto en una lata de sardinas y cuando ya estás acostumbrado a ella, si quieres sentarte en un asiento apto para humanos que superen el 1,50 de estatura, me tienes que pagar el extra correspondiente.

Además, Vueling ha demostrado una efectividad y operatividad tan sumamente grande, que ahora también se va a apuntar a la organización y venta de paquetes de viajes, junto con Expedia. Toda la profesionalidad y trabajo de auténticos profesionales del turismo, a disposición de sus clientes.

Quizás con esto ahora se entienda mejor la necesidad de ir limpiando la imagen, de cara a empezar a vender los nuevos servicios.

Pues nada, seguro que gran cantidad de incautos seguirán cayendo en sus garras y luego tendrán que inundar las redes sociales, y nuestro propio correo electrónico, con las quejas correspondientes.

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