Air Europa lo está haciendo bien, es más, diríamos que lo está haciendo rematadamente bien desde el año pasado.
Desde que decidimos prescindir de Vueling y reorientar a nuestros clientes hacia Air Europa, el número de problemas e incidencias que recibíamos ha desaparecido prácticamente por completo.
Incluso nosotros mismos, tanto en nuestros vuelos profesionales como en los vacacionales, nos hemos centrado en la compañía española, decisión que a día de hoy seguimos celebrando dada la ausencia de retrasos y/o cancelaciones experimentados por la misma.
Evidentemente, hay asuntos en los que todavía no estamos de acuerdo, como el reciente compromiso de cooperación del grupo al que pertenece la aerolínea con el régimen de Maduro en Venezuela, un país que se está despedazando por momentos.
No acabamos de entender muy bien el interés de Globalia por invertir dinero y dar vida al sector turístico en un lugar que se ha convertido en uno de los más peligrosos del planeta, y a donde el turismo internacional va a tardar en llegar todavía mucho tiempo.
Por otro lado, en su día también criticamos duramente a la compañía por su actuación en el tema de la contratación de personal de cabina para sus vuelos a Latinoamérica, y finalmente parece que no íbamos demasiado desencaminados, dado que se ha ratificado la multa impuesta por el Tribunal Superior de Justicia de Baleares, que asciende a dos millones de euros, por graves irregularidades en los contratos realizados a estos trabajadores.
Es una auténtica lástima que estos asuntos enturbien lo que realmente a nosotros nos parece un desempeño muy bueno por parte de Air Europa, que poco a poco va superando a la competencia más directa.
Y es precisamente esto último lo que está empezando a causar una gran preocupación entre el resto de aerolíneas, principalmente en Iberia.
Tal y como comentamos hace apenas unas semanas cuando tratamos los ataques «periodísticos» a Norwegian, Iberia se beneficia de manera indirecta de un batallón de desinformadores, que se encargan de manejar las noticias que se pasan al público general, con el fin de desprestigiar a las aerolíneas de la competencia y proteger su propia imagen.
Arrecia la campaña informativa contra Norwegian.
Al igual que la lowcost noruega, Air Europa supone un grave problema para Iberia, la aerolínea inglesa que ahora quiere volver a ser española antes del Brexit.
Por esta razón, los desinformadores habituales deben de aprovechar cualquier cosa para lanzar sus consignas subliminales, intentando crear el mayor ambiente de hostilidad posible contra Air Europa.
Dicho y hecho, esto es lo que ha pasado con el reciente incidente ocurrido en el aeropuerto de Mallorca.
Los hechos
El pasado Lunes, día 28 de Enero, un avión modelo ATR-72, propiedad de la compañía SwiftAir, se encontraba cubriendo la ruta entre Valencia y Palma de Mallorca, subcontratado por Air Europa. Se trata del vuelo UX4014.
Las condiciones meteorológicas en esa fecha no eran precisamente las ideales, registrándose sobre la pista del aeropuerto mallorquín rachas de viento de hasta 34 nudos.
Para hacerse una idea de lo que esto significa, recomendamos siempre consultar la escala Beaufort, que categoriza no sólo la fuerza e intensidad del viento, sino también el estado de la mar y la forma y altura de las olas.
Esta escala está dividida en 12 tramos distintos, que van desde el número 1, que describiría al viento en calma y mar llana, hasta la 12, que es la que se aplicaría en caso de temporal huracanado con olas excepcionalmente grandes.
Un viento de 34 nudos se correspondería con el tramo número 8 de la escala, denominado «temporal».
El avión voló la ruta indicada sin mayor incidencia, pero a la hora de aterrizar una racha de viento lo arrastró fuera de la pista, colisionando con un pequeño poste luminoso.
El impactó afectó a la parte baja de la protección que recubre el tren principal izquierdo del avión, causando un agujero en dicha estructura.
El control del avión se recuperó al momento y se llevó el mismo hasta una zona donde pudiese ser inspeccionado por el servicio de bomberos, con el fin de asegurar que los daños no revestían gravedad.
No se registraron daños personales ni lesiones de ningún tipo en los pasajeros que ocupaban el interior de la cabina, tampoco en ningún miembro de la tripulación.
Podemos entender perfectamente la preocupación y sorpresa de todos los pasajeros implicados en este incidente, pero lo cierto es que se trató de un hecho fortuito muy difícil de evitar.
Es importante reseñar también que en ningún momento se puso en juego la integridad física de ninguno de los ocupantes del avión, ya que aunque el hecho fue catalogado como una salida de pista, es evidente que la forma en la que se produjo la misma no es precisamente lo que se suele entender por ese término.
Generalmente, cuando hablamos de «salida de pista», hacemos referencia a una aeronave que abandona por completo la parte de la misma reservada para el tránsito de aviones, aterrizajes o despegues.
Estas situaciones tienden a revestir mucha mayor gravedad, ya que los aeródromos suelen estar rodeados por muros, vallas, edificios, e incluso otros aviones, y las posibilidades de colisión son muy elevadas.
Esto no es aplicable al caso que estamos relatando aquí, y podría compararse perfectamente con un vehículo que se sale de su carril y golpea su costado con una protección de la vía. Resulta obvio que no sería lo mismo que atravesar la carretera, salirse de la vía y estrellarse en el exterior de esta.
Hay que tener en cuenta que desde el momento en que los neumáticos tocan el asfalto de la pista, ya se comienza a producir una deceleración de la aeronave, y que fue una racha de viento imprevista, lo que se conoce en el argot como «gust», la que empujó al avión contra el punto luminoso.
Este tipo de situaciones se suelen dar, sobre todo, en aeropuertos con pistas pequeñas, donde son comunes las operaciones de backtrack, en las que los pilotos tienen que maniobrar el avión para poder girar el mismo y orientarlo de la manera correcta.
En algunas ocasiones, unas veces por despiste y otras por causas meteorológicas diversas, algunos aviones acaban colisionando contra este tipo de luces, lo que resulta en daños materiales que pueden revestir cierta importancia, pero nunca en un peligro real para sus ocupantes.
Pues bien, dicho esto, ¿cómo se ha tratado este asunto desde algunos medios?, pues nada más ni nada menos que de esta manera.
Vemos que abundan palabras como «gritos» y «pánico» en varios diarios, e incluso en algunos se apunta (textual): «El incidente se saldó sin heridos, pero durante el vuelo se vivieron momentos de mucha tensión».
Esto es lo que pasa cuando por un lado no se sabe de lo que se habla, y por otro se intenta exagerar al máximo una situación que realmente no da para más.
Volvemos a ver lo típico en estos casos, mezclar churras con merinas con la peor intención posible.
De hecho, hemos querido revisar cómo relataron estos mismos medios una de las incidencias sufridas por Iberia, cuando uno de sus Airbus A350 tuvo que regresar en pleno vuelo al aeropuerto de Nueva York, por el fallo en un motor.
Podemos observar con claridad cómo se quita hierro al asunto, resaltando en todo momento que el avión «pudo aterrizar con total normalidad y no hubo que lamentar heridos».
Es decir, si un avión de Air Europa (en este caso de SwiftAir operando para Air Europa), aterriza y a causa de un golpe de viento golpea un poste de luz, es motivo de escenas de pánico, nerviosismo y gritos, pero si un modelo recién estrenado propiedad de Iberia pierde uno de sus dos motores sobre el Atlántico y tiene que regresar al aeropuerto, es algo totalmente normal que no reviste mayor gravedad ni atención.
Por otro lado, pocos se hicieron eco de la situación dantesca que tuvieron que vivir los pasajeros del A350 afectados por el fallo de motor a su llegada al aeropuerto, donde muchos tuvieron que dormir en pequeños camastros ubicados en medio del lobby.
Sin embargo, los mismos diarios han procedido a entrevistar a varios de los pasajeros del avión de Air Europa para dejar constancia de que la compañía no les había informado de lo sucedido.
Y es que aún queriendo entender que todos los implicados en ambos sucesos tienen derecho a ser debidamente informados, tenemos muy serias dudas de que supiesen manejar cualquier tipo de información o datos técnicos que se les pasasen.
Este tipo de incidencias son revisadas y estudiadas por peritos aeronáuticos y expertos en la materia, con muchos años de experiencia, que posteriormente publican sus informes sobre lo ocurrido, los cuales son públicos para todo aquel que desee leerlos.
¿Casualidad informativa?, ¿copia y pega de varios diarios?, ¿segundas intenciones con los titulares?. Resulta complicado saber si realmente se está comenzando otra campaña contra Air Europa, igual a la que se hizo contra Norwegian, o es que realmente a varios periodistas se les ocurrió al mismo tiempo escribir un «Aterriza como Puedas» a la española