Análisis de seguridad aérea en primer semestre 2018

Durante los meses de Verano del año pasado, desde Turama publicamos una serie de posts que hacían referencia a varias incidencias producidas en el sector aéreo y que afectaban seriamente a la integridad física de los pasajeros y también de las propias aeronaves.

Si bien el 2017 se cerró sin tener que lamentar ni una sola víctima mortal derivada de un siniestro en un jet comercial (sí hubo fallecidos en otro tipo de aviones), en el primer semestre del 2018 llevamos contabilizados un total de 323 pasajeros muertos, lo cual es una señal inequívoca de alarma, aunque se siga tratando de las mejores estadísticas registradas en la historia de la aviación.

Mientras algunos nos tildaban de alarmistas, de no tener ni idea de lo que estábamos hablando, o de buscar simplemente «clicks» del público en general, lo cierto es que desde Turama adelantamos muchos problemas que se han ido confirmando a lo largo del tiempo.

Por ejemplo, nos hicimos eco de las incidencias de «malos olores» en aviones de Lufthansa, cuando todavía había mucha gente que desconocía, o simplemente negaba, la existencia de lo que se ha denominado como «fume events», uno de los problemas más grandes que va a tener que afrontar la aviación civil en los próximos años.

Léelo aquí: Lufthansa huele raro.

Adelantamos también algo que nos llamó mucho la atención, al contabilizar numerosas paradas de motor en vuelo, en aviones relativamente nuevos, sobre todo de aerolíneas como Norwegian, o EasyJet. A principios de este año ya no hubo manera de ocultar que existían problemas técnicos con determinados motores, lo que ha causado una profunda crisis en algunas compañías aéreas.

Comentamos también los varios «near miss» producidos durante el Verano, que es como se conoce a aquellas situaciones que apuntan a un accidente pero que acaban resolviéndose favorablemente en el último momento, lo que nos llevó a anunciar que sólo la buena suerte estaba contribuyendo a la ausencia de siniestros.

Por último, adelantamos también situaciones que se han procedido a denunciar desde diversos sectores durante el 2018, como el colapso de muchos espacios aéreos y la masificación de aviones, o el nivel extremo de exigencia de algunas aerolíneas para con sus tripulaciones, lo que da lugar a niveles de estrés que han acabado provocando incidentes de gravedad.

Durante el primer semestre del 2018, desde Turama nos hemos fijado especialmente en los siguientes puntos:

Errores humanos

El año pasado, que nosotros sepamos, fuimos el único medio que se hizo eco de las declaraciones del presidente de la sección sindical francesa de pilotos de EasyJet, Arnaud Wiplier, el cual hacía referencia a la tendencia por parte de muchas aerolíneas a programar muchos más vuelos de los que realmente es posible operar, con el único fin de poder vender más billetes.

Esto finalmente se traduce en un número importante de cancelaciones y también de retrasos, que es precisamente lo que ha vuelto a pasar este Verano con la lowcost inglesa y también con la española Vueling.

Pero además de esto, que ya de por sí es especialmente grave, existe un efecto secundario que todavía es mucho peor, que es la posibilidad real de incrementar el nivel de estrés de las tripulaciones, nada recomendable en términos de seguridad.

El Verano pasado fuimos el primer medio en relatar lo ocurrido en el aeropuerto de San Francisco con un avión canadiense, un hecho que pudo haberse convertido en el accidente más catastrófico de la historia de la aviación. En su momento, muchos nos preguntasteis si se trataba de una noticia real, ya que la misma tardó bastante tiempo en ser comentada en los medios públicos más conocidos del país.

Hoy sabemos que los ojos cansados de dos pilotos de Air Canada confundieron la pista en la que debían de tomar tierra, y estuvieron a punto de hacerlo justo encima de otros 5 aviones que esperaban para despegar. Sólo una llamada de atención en el ultimísimo segundo y a escasos metros de producirse el impacto, salvó la situación.

Puedes leerlo aquí: El peor desastre aéreo de la historia.

Este año, supuestos errores humanos de bulto provocaron varios de los accidentes más graves registrados hasta la fecha. En concreto, hemos hablado largo y tendido en Turama de lo sucedido a principios de año en Rusia, cuando un Antonov An 148-100 de la aerolínea Saratov Airlines perdía sustentación y acababa estrellándose a pocos kilómetros de Moscú, provocando el fallecimiento de 71 personas. Supuestamente, se produjo una lectura errónea de los parámetros de vuelo, al haber olvidado los pilotos aplicar la calefacción al pitot del avión.

Por otro lado, todavía seguimos atónitos después de escuchar las conversaciones previas al accidente ocurrido en Nepal, con una aeronave propiedad de la compañía US-Bangla, que se cobró la vida de sus 51 ocupantes. Una serie de errores en la fraseología aérea utilizada entre los controladores aéreos y los pilotos del avión, acabó derivando en una de las situaciones más surrealistas que hayamos visto nunca, en la cual nadie era consciente de dónde estaba ni hacia dónde tenía que ir.

Puedes leerlo aquí: Accidente mortal en Nepal: vergonzosa actuación profesional.

El factor humano es lo que más nos preocupa en el futuro próximo. Esta tendencia a llevar al límite a muchas tripulaciones a través de una excesiva carga de trabajo, que en ocasiones no es siquiera realizable, va a provocar disgustos. Lo anunciamos ya el pasado año y volvemos a reiterarlo en este.

Fallos mecánicos

Sin duda, probablemente uno de los accidentes que ha llamado más la atención de los medios de comunicación, ha sido el sufrido por un avión de la aerolínea norteamericana Southwest el pasado mes de Abril.

Se trata del primer accidente mortal en el espacio aéreo estadounidense en una década, y también el único sufrido en los más de 50 años de historia de esta compañía. La forma en la que se produjo, también despertó los temores más ocultos de muchos aerofóbicos.

Debemos de recordar que este tipo de hechos no son usuales, aunque sí se han producido antes en diversas ocasiones. Sin remontarnos demasiado en el tiempo, situaciones similares se produjeron en accidentes de:

  • British Airways, Las Vegas 2017.
  • Jet Airways, Bangalore 2016.
  • Scoot, Sydney 2016.
  • American Airlines, Chicago 2016.

En el caso de Southwest, sólo la mala suerte hizo que el mismo hecho acabase derivando en el fallecimiento de una pasajera.

Por otro lado, y aunque a día de hoy todavía no sabemos las causas exactas de lo ocurrido, todo apunta a que el accidente aéreo acontecido en Cuba en el mes de Mayo, está relacionado con una deficiente falta de mantenimiento, probablemente causada por la falta de piezas de repuesto. También analizamos lo ocurrido en el mismo y lo muy previsible que era, a la vista de los antecedentes.

Puedes leerlo aquí: El muy previsible accidente aéreo de Cuba.

Sin embargo, nos parece también justo recordar lo sucedido el pasado mes de Julio en el aeropuerto de la ciudad mexicana de Durango, donde se estrellaba al poco de despegar un avión de la compañía AeroMéxico.

En concreto, el Embraer 190 mexicano se desplomaba a pocos metros del umbral de la pista, pero gracias a la pericia de los pilotos y a la excelente respuesta de este modelo, no hubo que lamentar víctimas mortales.

Sin duda, un claro ejemplo del altísimo nivel de seguridad en la construcción que tienen los modernos jets utilizados por la inmensa mayoría de compañías aéreas de todo el mundo.

Pasajeros irresponsables

Por último, no podemos dejar de lado un nuevo problema que afecta al sector aéreo y que está causando gravísimos perjuicios, de momento. Desde Turama mantenemos que, o se corta de raíz, o acabará derivando en un accidente de consecuencias imprevisibles.

Nos referimos a los cada vez más frecuentes problemas con pasajeros irresponsables y problemáticos. Este número de incidencias se ha multiplicado por diez, tan solo en los últimos 5 años, lo que da una idea de su enorme magnitud.

Muy probablemente por la reciente ausencia de incidencias graves en la aviación comercial, parece que algunos pasajeros han perdido todo el respeto al hecho de volar dentro de la cabina de un avión.

Por otro lado, tampoco nos olvidamos de la pésima costumbre de algunas aerolíneas de vender grandes cantidades de alcohol a sus clientes, cuando estos se encuentran a bordo. Las borracheras están provocando constantes aterrizajes no programados, violentas peleas dentro de la cabina y situaciones de extremo riesgo que nadie parece tomar en serio.

No sólo esto, tal y como hemos visto recientemente en el accidente del avión de Southwest, y también en una evacuación de emergencia de otro de Ryanair la semana pasada, la gran mayoría de pasajeros desconocen las medidas más básicas de seguridad en caso de emergencia.

En ambas situaciones se constató que los primeros no sabían cómo ponerse la mascarilla de oxígeno, y los segundos desconocían que cuando hay que evacuar un avión no se puede abandonar el mismo con el equipaje de mano, lo que acaba ralentizando de manera muy peligrosa esta delicada maniobra.

Curiosamente, todas estas normas se repiten hasta la saciedad en cada vuelo, pero el nivel de desinterés por parte del pasaje es tan sumamente grande, que en un caso real de emergencia nadie sabe realmente qué hay que hacer.

La señal de alarma ya había saltado hace dos años, cuando un avión de Emirates se incendiaba en la pista del aeropuerto de Dubái. En esa ocasión, lo que tenía que haber quedado en una mera anécdota, estuvo a punto de convertirse en una auténtica catástrofe, ya que muchos pasajeros también decidieron no abandonar la cabina sin coger antes su equipaje de mano, lo que provocó un enorme atasco en el interior de la misma.

No sólo nosotros, desde muchos medios ya se está apuntando a este problema como el gran reto de la aviación comercial en el futuro.

A día de hoy, hablamos «sólo» de retrasos y cancelaciones de vuelos derivados de problemas con el pasaje, pero cada vez aumentan más las situaciones de riesgo provocadas por conductas inapropiadas, lo que parece llevar de manera irremediable hacia un accidente.

Esperamos que el segundo semestre del año sea algo mejor que el primero, aún teniendo en cuenta, y esto tenemos que repetirlo hasta la saciedad, que nos encontramos en la época más segura de la historia de la aviación comercial.

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