La British Airline Pilot´s Association (BALPA), es una asociación profesional y sindicato mayoritario de los pilotos en el Reino Unido.
BALPA representa los intereses de más de 10.000 pilotos de compañías aéreas, lo que supone el 85% del total que presta sus servicios en territorio británico, estando presente en 23 aerolíneas distintas.
Wendy Pursey es la Directora General de Servicios y Carreras en BALPA, y fue la encargada de transmitir un mensaje demoledor dirigido a todos aquellos que se encuentran en la actualidad valorando la posibilidad de iniciar los estudios correspondientes para obtener la licencia profesional de piloto de líneas aéreas.
Pursey ha desaconsejado abiertamente invertir en estos momentos las cantidades de dinero necesarias para completar la carrera de piloto de avión, que en el Reino Unido pueden superar las 100.000 libras esterlinas (110.000 euros).
Según sus palabras, que han causado una enorme controversia en toda Europa, recomendaría «pensárselo dos veces» antes de comprometerse a realizar una carrera para la que habrá «menos trabajo y mucha más gente compitiendo entre ellos, incluso una vez que la pandemia finalice».
El criterio que ha empujado a BALPA a publicar su postura obedece, según el sindicato, a «la obligación que tenemos de advertir a la gente para que consideren posponer su formación en estos momentos, y seríamos unos irresponsables si no lo hiciésemos».
Pursey ha continuado apuntando que «actualmente hay más de 10.000 pilotos en paro en toda Europa, entre los que se encuentran 1.600 profesionales británicos.»
«De entre los que siguen trabajando, muchos lo hacen a tiempo parcial o aceptando importantes recortes en sus salarios, con el fin de poder conservar sus puestos de trabajo».
«También hay en estos momentos 200 alumnos en escuelas de vuelo que estaban preparando su entrada en EasyJet, y que ahora no saben si podrán llegar a obtener su licencia, ni muchísimo menos conseguir un empleo».
«Para aquellos que sigan decididos, pensamos que deberían considerar la opción de la formación modular, la cual proporciona la oportunidad de aprender y trabajar en otros campos».
Como es obvio, las palabras de Pursey y la postura de BALPA han aumentado el ya de por sí enorme desasosiego que existe dentro del sector, lo cual nos hace preguntarnos hasta qué punto su razonamiento se corresponde con la realidad, o más bien con otro tipo de intereses.
Adelantándose al futuro
No cabe duda de que el panorama aéreo internacional es total y absolutamente aterrador, cuando todavía ni siquiera hemos llegado a la temporada de Invierno, durante la cual un buen número de compañías aéreas se verán obligadas a echar la persiana de manera temporal o indefinida.
Pero creemos que es importante volver a subrayar una vez más que estamos atravesando por una situación puntual inédita dentro del sector, y si sigue los mismos parámetros de otras crisis sanitarias que han azotado a la humanidad durante los últimos siglos, más tarde o más temprano sus efectos irán cediendo hasta disiparse por completo (lo cual tampoco significa que en el futuro nos tengamos que volver a enfrentar a ella, sea por culpa del mismo virus, o de otros diferentes).
El sector aéreo comercial llegaba en el año 2019 a transportar una cifra récord de 4.500 millones de pasajeros, la cual se preveía superar en un 4% durante el transcurso del 2020, pudiendo llegar hasta los 4.700 millones de usuarios, según estimaciones realizadas por IATA.
Las continuas adquisiciones de nuevas aeronaves por parte de las compañías aéreas, confirmaban también que el sector crecía como la espuma hasta el momento en el que se declaró oficialmente la pandemia.
De hecho, en situaciones puntuales lo que realmente existió fue una importante falta de pilotos de avión, lo cual se pudo comprobar cuando Ryanair vio cómo muchos de sus profesionales abandonaban la aerolínea para seguir sus carreras en otras compañías de la competencia, viéndose obligada a cancelar un número importante de rutas.
Este tipo de escenarios se estuvieron repitiendo de manera cíclica, lo que llevó a algunas aerolíneas a organizar la formación de sus futuros pilotos y TCP, a través de empresas de las que posteriormente se nutrirían de profesionales, como fue el caso de Norwegian, entre muchas otras.
Sería conveniente recordar también que la formación de un piloto de transporte de líneas aéreas, sea a través de un curso integrado o de un plan modular, suele comprender un periodo no inferior a los 3 años de duración, llegando en muchos casos hasta los 4 años.
Es cierto que los alumnos tienen que invertir cantidades que pueden llegar a superar los 100.000 euros, pero tampoco es menos cierto que hablamos de un salario promedio anual de entre 45.000 y 50.000 euros, que permite amortizar dicha cifra en un periodo de tiempo relativamente corto.
Un alumno que comenzase en el año 2021 su formación, podría estar listo para incorporarse a la plantilla de una compañía aérea entre 2024 ó 2025, lo cual coincidiría con los cálculos publicados por Eurocontrol para el momento en el que se podría recuperar la capacidad que tenía el sector en el 2019.
Te lo explicamos hace unos días en este post: «Volver a la normalidad en 2024».
Es más, después de haber pasado muchos meses sin poder viajar, desde muchos organismos se apunta a un futuro boom sin precedentes del sector turístico, que obviamente arrastraría también al aéreo.
Entonces, ¿Por qué se recomienda no comenzar una formación que permitiría estar preparado justo en el momento preciso?.
Diciendo en primer lugar que creemos que las intenciones de BALPA son legítimas y que muy probablemente carezcan de mala fe, pensamos que el problema al que se quiere adelantar el sindicato es bien distinto.
Tal y como está el panorama, todo apunta a una recuperación lenta del sector aéreo, durante la cual van a estar disponibles miles de pilotos que han perdido sus puestos de trabajo durante este año.
Esto significa que las compañías aéreas van a poder contratar profesionales «a la baja», ante el incremento de la demanda existente, ofertando salarios muy inferiores a los que se estaban percibiendo hasta el pasado mes de Marzo.
Naturalmente, cuantos menos pilotos parados haya en el mercado laboral, menos podrá seguir bajándose el listón, y más fuerza tendrán todas las asociaciones y sindicatos que defienden sus intereses.
Esta y no otra, según nuestro criterio, es la razón por la cual BALPA se ha decidido a mandar el mensaje que Wendy Pursey ha traslado a los futuros pilotos de líneas aéreas.
En todo caso, el problema que tienen por delante los futuros pilotos no es distinto al de muchos otros estudiantes de diversas carreras, los cuales se van a encontrar con una muy complicada situación económica global cuando finalicen las mismas.
Por otro lado, existen estudios profesionales que no están basados precisamente en una decisión estratégica, sino en una vocación, que normalmente también se traduce en una pasión, como puede ser la aviación comercial, la medicina, o muchas otras.
Por último, la pregunta que tendrían que hacerse en este momento los futuros pilotos es si prefieren arrepentirse en el futuro de no haber intentado cumplir su sueño, o de haberlo conseguido y encontrarse con un mercado laboral poco favorable.
Lo primero tiene un difícil arreglo, y lo segundo a día de hoy es una mera suposición que podría cambiar en cualquier momento.