British Airways exige un mundo hecho a su medida

British Airways ha decidido que no le viene nada bien que el Gobierno Británico haya impuesto una cuarentena obligatoria para todos los que accedan al país por vía aérea.

La compañía bandera del Reino Unido entiende que se trata de una medida «desproporcionada e injusta, tanto para los ciudadanos británicos, como para los visitantes extranjeros».

En una carta enviada a la Ministra de Interior, Priti Patel, que también han firmado Ryanair y EasyJet, las compañías afirman que «se trata de establecer una restricción totalmente injustificada y desproporcionada a las personas que viajan a Inglaterra (y consecuentemente al Reino Unido) e inevitablemente significará que habrá muy poco aumento en el número de personas que salen y entran al país».

Mientras tanto, Patel comunicaba hoy mismo a la prensa que la cuarentena forma parte de una batería de medidas que se han implementado para impedir la llegada de una segunda oleada de contagios, después de que el ejecutivo británico contabilizase 77 nuevos fallecimientos el pasado Sábado.

El resultado de este tira y afloja es que British Airways está decidida a llevar el asunto hasta los tribunales, muy probablemente acompañada también de las lowcost Ryanair y EasyJet.

Es decir, para entendernos, a British Airways le puede restar un significativo número de pasajeros el que existan este tipo de restricciones a la hora de viajar al Reino Unido, por lo que está dispuesta a perder su tiempo y su dinero en demandar al ejecutivo inglés.

No, la aerolínea no entra a valorar este asunto desde una perspectiva médica o sanitaria, ni siquiera científica. A ella lo que le  preocupa es no poder llenar sus aviones.

British no se dirigió al Ministerio del Interior, ni al de Sanidad, ni al Primer Ministro, para exigir la realización de tests a los pasajeros, o para obligar a sus clientes a utilizar mascarillas dentro del avión, o para reclamar otro tipo de medidas preventivas.

British exige que el país, y a ser posible el resto del mundo, se adapte a sus necesidades.

Y es que resulta que a British Airways tampoco le viene nada bien en estos momentos mantener a toda su plantilla de empleados, así que lleva varias semanas chantajeando a los sindicatos para poder conseguir despedir a 12.000 trabajadores, y hacer firmar al resto contratos nuevos «a la baja».

Las dos opciones que ha dado la aerolínea a los representantes de los trabajadores son que acepten sus condiciones, o que acepten sus condiciones.

En el caso de que sus deseos no se vean cumplidos, procederá al despido masivo de la práctica totalidad de empleados, para posteriormente  recontratar a aquellos que acepten las nuevas condiciones laborales impuestas.

Porque British es así, porque British lo vale.

Porque British fue hace algunos años una de las mejores compañías aéreas del planeta, por no decir la mejor, pero desde la llegada del español Alex Cruz se ha convertido en la «marca blanca» de aquella aerolínea que dominaba los desplazamientos aéreos sobre el Océano Atlántico.

Porque el señor Cruz nada más aterrizar en la Dirección de British Airways decidió prescindir de todo el departamento de informáticos, un grupo de profesionales que le salía demasiado caro, y subcontratar el mismo servicio a través de una empresa India.

Porque gracias a esta genial idea de Sir Alex, los pasajeros de British Airways tuvieron que aguantar un apagón informático en el año 2017, otro más en el 2019, y un ciber ataque a su base de datos de clientes en el 2018, hechos que han supuesto para la compañía el tener que afrontar indemnizaciones multimillonarias.

Porque en cualquier otra empresa medianamente seria, el señor Cruz hace mucho tiempo que estaría de patitas en la calle.

Porque hace falta tenerlos cuadrados, y del tamaño de un elefante africano, para ponerte a pleitear con tu propio gobierno porque sus medidas sanitarias no te resultan del todo satisfactorias, mientras cientos de miles de empresas y autónomos tienen que ver cómo sus negocios se derrumban por la crisis, sin poder pedir ayudas ni subvenciones a nadie, ni retener el dinero de sus clientes.

Porque British Airways no es más que una aerolínea, como otras tantas que operan en el Viejo Continente, cuya única función es transportar a gente de un lado a otro, intentar ganar dinero con ello y proporcionar puestos de trabajo de calidad, y no está en condiciones de determinar qué tipo de medidas sanitarias tiene que tomar el gobierno de cada país según lo que le pueda ir en ello.

Porque es vergonzoso y avergonzante el tener que ver cómo se arrastra el buen nombre de una compañía aérea de esta manera, y con ella a todos sus empleados.

Porque si Alex Cruz sale victorioso de su nueva «Cruzada», y ahora las compañías aéreas deciden cómo se debe actuar en caso de una pandemia, es que este mundo ha caído, ha bajado, y ha tocado fondo definitivamente.

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