Iberia y Vueling copian a Air Europa

Pocos diarios quedan en nuestro país que no hayan hecho una mención escrita a la «novedosa» noticia que hace referencia a la intención de las aerolíneas del grupo IAG, Iberia y Vueling, de comenzar a utilizar el sistema de embarque biométrico en sus aviones.

Por el contrario, muy pocos se hicieron eco de exactamente la misma noticia, cuando fue Air Europa la primera que comenzó a ponerlo en prueba en el aeropuerto de Menorca, nada más ni nada menos que desde el pasado mes de Marzo.

La aerolínea española (nos referimos obviamente a Air Europa), seguía así la estela que se había comenzado a formar en el aeropuerto londinense de Heathrow, donde este mismo Verano se comenzaba a implementar la biométrica en sus instalaciones.

Puedes leer de qué va esto de la «biométrica» en el siguiente post: «Heathrow, entrar al aeropuerto por la cara».

La aerolínea inglesa (nos referimos obviamente a Iberia), afirma que con la utilización de este sistema el pasajero podrá embarcar más fácil y cómodamente en su avión, lo cual es un enorme error de cálculo por parte de la compañía.

Embarca como puedas

Cualquiera que haya volado una sola vez en su vida con Iberia, sabrá que en muy raras ocasiones se respeta escrupulosamente el proceso de embarque de sus usuarios.

Aunque actualmente ya se indica en las tarjetas de embarque el grupo en el que ha sido encuadrado el pasajero para poder acceder al avión, parece que no existe modo de hacer desaparecer las típicas colas que se forman incluso horas antes del momento designado para ocupar los asientos.

Y sí, hablamos de colas, porque lo normal es que no exista sólo una. Generalmente, lo que empieza con una primera persona «haciendo guardia» delante del mostrador de embarque de la aerolínea, acaba en una derivación de dos, o tres, ramificaciones distintas, que finalmente tampoco se respetan, ya que muchos pasajeros acceden desde los laterales y acaban colándose ineludiblemente.

Las buenas intenciones no suelen durar más de 10 minutos. En cuanto la persona encargada de realizar el embarque comienza a verse superada por el creciente número de pasajeros que quieren entrar en el avión, cuando todavía no ha llegado su turno, en vez de mandarlos esperar a un lado del mostrador (con lo que también se acaban formando más subcolas), baja las manos y decide comenzar a hacer la vista gorda, dando vía libre a todo aquel que se acerque a la puerta.

Estamos absolutamente cansados de ver a pasajeros no prioritarios que acceden al avión incluso antes que aquellos que sí tienen un estatus dentro de la aerolínea, o de adultos que viajan con niños pequeños, o personas con necesidades especiales (mayores, en silla de ruedas, etc…).

Finalmente, lo que acaba funcionando es simplemente el «echarle cara» de toda la vida, y las muy pocas ganas de meterse en líos y discutir de los empleados de muchas aerolíneas.

¿Por qué es tan importante el embarque?

La operación de entrada y salida de pasajeros de un avión, es absolutamente fundamental y prioritaria para cualquier compañía aérea del mundo.

Cada minuto de más empleado en este proceso, puede significar el retraso de un vuelo, o de todos los asignados a ese avión, el vencimiento de las horas legales de operación de una tripulación, o las temidas cancelaciones de última hora. En definitiva, dinero perdido para la aerolínea afectada.

En los vuelos que cubren rutas e itinerarios de corto y medio alcance, estas incidencias se propagan como el efecto de una bola de nieve: el retraso de 10 minutos que ocurre en el primer salto (el primer vuelo del día), se convierten en 25 en el segundo, y en 40 en el tercero, pudiendo llegar a acumular varias horas, lo que significa que no sería posible operar los últimos vuelos del día.

Este complicado proceso comienza incluso mucho antes de que los pasajeros lleguen a la puerta de embarque, y sigue unos pasos que suelen estar estandarizados para la gran mayoría de aerolíneas.

1 Cuando el avión todavía no ha llegado al aeropuerto de destino, los encargados del handling, carga y descarga del equipaje, y empleados de mantenimiento, tienen ya en su poder la documentación para poder atender a a la aeronave en cuanto esta toque suelo.

2 Si es necesario un cambio de tripulación, esta se encuentra reunida previamente, comentando el vuelo, meteorología, y las instrucciones de seguridad correspondientes.

3 En cuanto el avión llega a la puerta designada del aeropuerto, se procede a bloquear las ruedas del mismo, utilizando lo que se conoce como «calzos» (calzar el avión). Además, se ubican varios conos señalando y protegiendo las alas y los motores.

4 Si es necesario, se procede a conectar el aparato con una unidad de potencia externa (GPU), para mantener activos los circuitos eléctricos e hidráulicos, sin necesidad de utilizar la unidad de potencia auxiliar del propio avión (APU).

5 Llegada del vehículo que suministra combustible y también del que recoge la materia orgánica que se ha acumulado a través de los baños del aparato.

6 Desembarque de pasajeros y descarga de equipajes de la bodega.

7 Entra el servicio de limpieza para recoger el interior de la cabina.

8 Embarque de los siguientes pasajeros y carga de sus equipajes.

La campeona es Ryanair

Desde el año 2004, fecha en la que la lowcost irlandesa decidía eliminar los bolsillos posteriores de los asientos de sus aviones, para que no se pudiese acumular basura en ellos, Ryanair es la aerolínea que completa todo el proceso en menos tiempo: tan solo necesita 25 minutos.

No sólo influye el hecho de la limpieza de la cabina, sino que además esta tarea suele realizarla la propia tripulación, con lo que no sólo hay un ahorro de tiempo, sino también económico, ya que no se subcontrata este servicio con otras empresas.

Por otro lado, rehusando facilitar a sus pasajeros el acceso a la terminal a través de un finger (el pasillo movible que conecta la sala de embarque con la puerta del avión), puede utilizar tanto para el embarque, como para el desembarque, las puertas delantera y trasera del aparato al mismo tiempo, lo que finalmente también acelera la entrada y salida de los usuarios.

Por ejemplo, British Airways necesita una media de entre 50 minutos y una hora para realizar el mismo proceso, y si los vuelos son de largo radio, que necesitan mayor preparación y en los que se utilizan aviones más grandes para cubrir las rutas, los tiempos se disparan.

De esta manera, Norwegian necesita alrededor de 90 minutos para preparar un avión que va a volar una ruta de larga distancia, y Air France tarda 2 horas y media para poder completar todo el proceso en sus modelos más grandes.

Hemos empeorado

Lo más curioso de este asunto, es que en las décadas de los 70 y los 80, el proceso de embarque de los aviones se hacía mucho más rápido que ahora.

En aquellos años, la inmensa mayoría de compañías aéreas incluían en sus billetes la facturación de una maleta de manera gratuita, por lo que el número de pasajeros con un volumen importante de equipaje de mano era muy inferior al actual.

Esto resultaba en que no existía especial necesidad de hacer colas ni empujar al resto de pasajeros para acceder al avión, con el fin de ocupar y colapsar lo antes posible los compartimentos de la cabina destinados a albergar el equipaje de mano.

Por supuesto, también se necesitaba mucho menos tiempo para ocupar el asiento correspondiente, y la cabina estaba lista para el despegue en muy pocos minutos.

La falacia de la comodidad

El error tanto de Iberia, como de Vueling, es el afirmar que con la utilización del embarque biométrico el proceso se simplifica y agiliza, lo que redunda en un beneficio para el pasajero (y por ello también para la aerolínea).

El sistema de reconocimiento facial, es especialmente útil para acceder a los aeropuertos y moverse libremente por ellos, sin necesidad de estar sacando y guardando pasaportes y resto de documentación cada vez que se accede a un área distinta de las instalaciones.

Sin embargo, esto no funciona de la misma manera en el momento de entrar al interior de la cabina.

Si a día de hoy, todavía no se ha logrado que se respete la prioridad de ciertos pasajeros, los cuales en muchos casos han abonado importantes sumas para poder disfrutarla, tampoco va a suceder por mucho que se pueda reconocer su cara en la puerta de embarque.

Son muchos los estudios que se acumulan y han demostrado que el único método que puede agilizar la entrada y salida de pasajeros a una aeronave, es el que se ha bautizado con el sobrenombre de WILMA.

WILMA corresponde a la siglas en inglés de WIndow (ventanilla), Medium (asiento del medio) y Aisle (asiento de pasillo).

Como su propio nombre indica, utilizando este sistema los primeros en entrar a la cabina del avión son los ocupantes de los asientos de ventanilla, seguidos de aquellos pasajeros que tengan asignado el suyo en medio de cada fila.

Los últimos en acceder serían los que ocupasen asientos de pasillo.

Para desembarcar, el proceso se haría de forma inversa: primero abandonarían la aeronave los pasajeros ubicados en el pasillo, posteriormente los que ocupan los asientos intermedios, y los últimos serían aquellos sentados en ventanilla.

Después de muchos experimentos y pruebas de todo tipo, algunas de ellas especialmente sofisticadas, se ha confirmado que no hay otra manera más rápida de llenar y vaciar un avión.

Evidentemente, también está la posibilidad de prohibir el equipaje de mano, lo cual no solo agilizaría todo el proceso, sino que evitaría problemas muy serios en caso de tener que realizar una evacuación.

Mientras tanto, aquellos que apuesten por la biométrica, comprobarán en breve en sus propias carnes que, hoy en día, para entrar y salir antes de una avión, más que el reconocimiento facial, lo que hace falta es echarle mucha cara al asunto.

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