KLM: 12 horas volando para regresar al mismo aeropuerto de salida

El pasado 29 de Noviembre, los pasajeros del vuelo 685 de la compañía aérea holandesa KLM, vivieron uno de los episodios más extraños que se recuerdan en la reciente historia de la aviación comercial.

El Boeing 747-400 con matrícula PH-BFT, se disponía a cubrir la ruta entre los aeropuertos de Amsterdam y Ciudad de México.

El despegue se realizó con total normalidad y el aparato tomó rumbo Noroeste, con el fin de alcanzar la Península de Labrador y posteriormente sobrevolar la costa Este de Canadá y los EEUU, con rumbo Sur.

Sin embargo, cuando ya habían transcurrido 6 horas de vuelo y se había alcanzado la costa canadiense, la tripulación decidió regresar de nuevo al aeropuerto de Schiphol, en Amsterdam, el mismo desde el que había despegado.

En este captura de Flight Radar se puede apreciar la ruta exacta que siguió el 747 de KLM, realizando un giro sobre Canadá y volviendo al mismo punto de partida.

La explicación que se les dio a los pasajeros fue que el espacio aéreo en México estaba invadido por las cenizas del volcán Popocatépetl, el cual había entrado en erupción de manera súbita, lanzando diverso material a la atmósfera hasta una altura de 7.300 metros.

Al mismo tiempo que esta noticia era verificada por varios organismos, tanto los pasajeros, como diversos medios de comunicación holandeses, se preguntaban si no habría existido la opción de tomar tierra en otro aeropuerto alternativo, más cercano al de destino, lo cual no se hubiese traducido en la vuelta al mismo aeródromo de despegue y las enormes molestias que esta situación provocó a todos los ocupantes de la cabina del aparato perteneciente a KLM.

La aerolínea holandesa contestó indicando que los pasajeros no disponían de las visas correspondientes para aterrizar en aeropuertos de Canadá, o EEUU, por lo que era necesario regresar a Amsterdam.

Con esta respuesta, fueron muchos los implicados que comentaron distintos precedentes de casos similares, en los que ante una situación inesperada los aviones afectados pudieron tomar tierra con total normalidad en países diferentes al de destino, sin que estos pusiesen mayor problema por el asunto administrativo de los correspondientes visados.

De hecho, salió de nuevo a la luz el bizarro suceso vivido por los ocupantes de un avión perteneciente a la flota de Air France el año pasado, cuando este tuvo que realizar un aterrizaje no programado en Siberia.

Los ocupantes del aparato tuvieron que pasar 3 días en la fría localidad de Irktusk, y dado que no contaban con los visados obligatorios, fueron escoltados durante las 24 horas por la policía rusa y miembros del ejército.

Las respuestas facilitadas por KLM comenzaron a despertar muchas suspicacias por parte de los usuarios y de diversos periodistas, que sospechaban que la razón por la cual la tripulación del avión afectado había decidido regresar a Holanda, era otra muy diferente a la comentada.

Este asunto salió a la luz pública también en Canadá, desde donde el periodista Tom Podolec preguntó a KLM si el incidente podría estar relacionado con la carga que transportaba el Boeing 747.

Podolec se dio cuenta de que el aparato utilizado por KLM era uno de sus aviones apodados «Combi», los cuales está adaptados para el transporte de pasajeros y también de múltiples tipos distintos de carga, incluyendo grandes animales vivos, como elefantes o caballos (información facilitada en la propia web de KLM).

KLM afirma que dispone de 5 unidades de este tipo de avión, en los que la parte trasera de la cabina principal está adaptada para el transporte de mercancía, y tan solo ofertan 268 butacas para pasajeros.

El periodista canadiense insistió en sus preguntas, cuestionando si los caballos transportados en el avión implicado en este incidente podrían ser la causa del desvío.

La aerolínea desmintió rápidamente que transportase animales vivos en el vuelo afectado, pero Podolec presentó las pruebas que demostraban que el 747 albergaba en su interior 28 caballos, lo cual, además de dejar en un pésimo lugar a la compañía, levantó una enorme polémica en Holanda.

Ante la evidencia de las pruebas presentadas, KLM se vio obligada a reconocer este hecho, dejando entrever de manera implícita que la presencia de los équidos a bordo de su avión significaba un enorme problema en el caso de tomar tierra en otro aeropuerto diferente al previsto para esa ruta.

Mientras que los pasajeros sí habrían sido debidamente atendidos, y muy probablemente reprogramados en otros vuelos para poder llegar a Ciudad de México, tal y como hizo el avión de Iberia que cubre la ruta entre Madrid y la capital mexicana, y que pudo aterrizar sin mayor problema poco después y aún con el volcán en erupción, los caballos hubiesen quedado sin ningún tipo de supervisión.

Los problemas básicos eran dos: por un lado, la diversa documentación que la gran mayoría de gobiernos requieren para el transporte de animales vivos, muy diferente entre países, y que hubiese dificultado enormemente que estos pudiesen bajar del avión.

Por otro lado, en un aeropuerto alternativo no se dispondría de personal cualificado para prestar la atención debida a los animales, personal que sí estaba ya dispuesto en el aeropuerto de Ciudad de México.

Así que finalmente, y después de negar la mayor en diversas ocasiones, KLM acabó atrapada en sus propias mentiras, o «verdades a medias», desvelándose tras casi 3 semanas la verdadera razón por la cual 268 pasajeros volaron durante 12 horas sobre el Océano Atlántico, para regresar al mismo punto de partida.

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