Apenas dos años han bastado para confirmar toda la información que publicamos en relación con la marca de bajo coste de Iberia, Level, y también del conjunto de aerolíneas lowcost que se decidieron por operar vuelos de largo alcance.
Allá por el 2017, nos hacíamos eco del nuevo invento que se sacaba de la manga el grupo IAG, con el fin de plantar cara a la emergente aerolínea Norwegian, que llegaba a nuestro país con la sana intención de abaratar al máximo los vuelos transoceánicos.
En aquel momento nos llovieron las críticas, que hacían alusión al brillante futuro que tenían por delante tanto Level, como todas aquellas que habían apostado por intentar fidelizar al pasajero lowcost en los trayectos más largos, algo que a día de hoy se ha vuelto a demostrar como tarea imposible.
En un espacio de tiempo tan corto, empresarialmente hablando, el panorama del sector ha quedado prácticamente desierto.
Situación actual
Si vemos la situación de las compañías aéreas de bajo coste que operaban trayectos de largo alcance, bajo la denominación «lowcost», hace dos años, y la que tenemos a día de hoy, podemos confirmar muy fácilmente que el proyecto ha resultado un total y absoluto fracaso, en todos los sentidos menos en uno, que más adelante explicamos.
Excepto Level y Norwegian, el resto de aerolíneas se han visto obligadas a cesar sus operaciones, por culpa de la nula rentabilidad y las enormes pérdidas acumuladas.
Aún así, hay que resaltar que tanto la noruega, como la inglesa (no se puede considerar a Level una marca española), también están sumidas en la actualidad en un mar de perjuicios económicos.
Norwegian mantiene su lucha para seguir permaneciendo a flote, a base de importantes recortes, reestructuraciones y venta de aviones. Lleva encadenando 3 ejercicios consecutivos de déficit, que incluso fueron la excusa de algunos medios para anunciar una inminente quiebra, que desde Turama desmentimos prácticamente al momento.
Si no llega a ser por la financiación que su máximo responsable, Bjon Kjos, consiguió in extremis, Norwegian a día de hoy estaría desaparecida, o habría sido adquirida por el grupo IAG.
Su situación todavía es complicada, pero seguimos creyendo que va a poder conseguir volver a remontar el vuelo, si no recibe más zancadillas y comienza a tener un mínimo de suerte, sobre todo en lo que se refiere a la compra de nuevos modelos de avión.
Por su parte, Level cerró el 2018 con un déficit de 8 millones de euros, y lo que es incluso peor, un índice de ocupación de sus aviones de tan solo el 80.3, el más bajo de todo el grupo IAG, con la excepción de la irlandesa Aer Lingus.
Y todo esto a pesar del aumento de flota y también del número de pasajeros transportados, que suponen más del 400% con respecto al año pasado.
De todas formas, IAG sigue apostando por Level, y anuncia que esta ramificación lowcost que se ha adjudicado a Iberia, será la que aporte más crecimiento al grupo de aquí en adelante.
¿Y el resto?
Desgraciadamente, y tal y como esperábamos, el resto de aerolíneas lowcost que se encontraban en este subsector tan complicado, ubicado dentro del propio sector aéreo, han terminado por sucumbir totalmente, o en parte.
La última en hacerlo ha sido la filial de bajo coste de la alemana Lufthansa, EuroWings, que dejará de operar todas sus rutas de largo alcance en el período de un año.
Así lo ha anunciado el máximo responsable de la aerolínea, Thorsten Dirks, que confirmaba la eliminación de todos los vuelos transoceánicos de EuroWings, que se irán traspasando progresivamente a otras compañías del grupo Lufthansa, con el fin de centrarse exclusivamente en las rutas de corto y medio radio.
El lastre económico que EuroWings estaba llevando al grupo aéreo más importante de Europa, no podía asumirse más tiempo por parte de la matriz, por lo que finalmente se ha optado por eliminar totalmente las operaciones de bajo coste en los vuelos de largo alcance, que a día de hoy estaba desarrollando EuroWings.
La francesa Air France también le cortaba las alas a su filial lowcost de largo radio, Joon, a principios de año.
Joon nacía para complacer los deseos teóricos del público más joven, y venía descrita como «la experiencia de viaje de una nueva generación». Personal de cabina vestido informalmente, con vaqueros y zapatillas, smoothies veganos durante el vuelo, y sobre todo, mucha conexión wifi e internet, pretendían hacerse con el usuario más hipster del mercado.
Según sus directivos, Joon era «un bar de terraza, un canal de entretenimiento, un asistente personal, un diseñador de moda y, además, una aerolínea…». Con estos mimbres pretendían hacer una compañía «chachi piruli o sea ¿no?», y lo único que consiguieron fue acumular pérdidas y más pérdidas durante el poco tiempo que duró el invento.
Entre tanto, otras dos se caían definitivamente del mercado: Primera y WOW.
Ambas con origen en Islandia, una pequeña isla con un número de población equivalente a la ciudad de Vigo y que ha visto nacer hasta a 3 aerolíneas de cierta relevancia, y ambas acababan cometiendo exactamente los mismos pecados.
Todavía nos resuenan las palabras de Skúli Mogensen, responsable de WOW, cuando afirmaba que en el futuro las aerolíneas serían las que pagarían a sus clientes para que estos volasen con ellas.
Finalmente, parece que nadie más va a pagar por volar en WOW.
Level sigue
Decíamos al comienzo de este post que Level sí había sido positiva para el grupo IAG, al menos, en un sentido.
Efectivamente, la marca lowcost ha aprovechado el nombre y la reputación de Iberia para empezar a operar, así como a sus pilotos.
Sin embargo, el resto de personal ha visto como sus contratos de trabajo eran significativamente peores que los de Iberia, lo que finalmente redunda en un importante ahorro económico para el grupo IAG.
De esta manera, y tal y como venimos afirmando desde hace tiempo, Iberia está comprobando como su mercado interno está siendo absorbido casi por completo por Iberia Express, mientras el externo cada vez se inclina más hacia Level.
Una forma como otra cualquiera de ir transformando progresivamente a una aerolínea tradicional, en una auténtica lowcost, en lo que a condiciones laborales se refiere.
IAG ya sabe lo que significa tener que mantener a una plantilla profesional y especializada, con años de experiencia, que cobra una cantidad de dinero acorde con el nivel del trabajo que desempeñan, tal y como se puede comprobar con British Airways.
Cuantos menos gastos generen las otras aerolíneas del grupo, mejor se podrá afrontar el abono de las pensiones de los trabajadores de British Airways.
Tal y como se informó el mes pasado a los medios, IAG tendrá que aflorar durante el presente ejercicio un agujero de 2.700 millones de euros, correspondientes a la actualización del déficit en las pensiones de los trabajadores de British.
Así que nadie se preocupe, por la cuenta que le trae al grupo IAG, Level seguirá, al menos mientras «sólo» pierda unos pocos millones de euros al año.