Lufthansa y Vueling: el arte de saber vender una subida de tarifas como un favor

Hace ya muchos años que las compañías aéreas descubrieron que el auténtico negocio no estaba en la venta de billetes, sino más bien en los servicios adicionales que se ofertaban a sus pasajeros.

De esta manera nacieron los cobros extra para poder facturar una maleta en la bodega, para escoger un asiento determinado dentro de la cabina, para tener preferencia a la hora de embarcar, o actualmente para disfrutar de una conexión WIFI a bordo, entre muchos otros.

En un principio, es cierto que esta nueva tendencia resultó bastante chocante para los que estamos acostumbrados a utilizar el transporte aéreo, pero hoy en día es asumida con total normalidad, como si siempre hubiese sido así.

Las últimas aerolíneas en innovar en este aspecto han sido la alemana Lufthansa y la española Vueling, a las que hay que reconocer un enorme mérito a la hora de saber vender lo que en realidad no es más que otra manera más sutil de subir tarifas.

La compañía bandera de Alemania se acaba de sacar de la manga una nueva tasa, que deberán abonar todos aquellos pasajeros que deseen contribuir para conseguir un sector aéreo menos contaminante.

En un país donde los movimientos ecologistas arrastran a millones de personas, Lufthansa ha querido apelar directamente al espíritu verde de sus usuarios, haciéndoles el favor de cobrarles un poco más para alcanzar la tan ansiada meta de las cero emisiones.

A cambio de su generosa contribución, Lufthansa los recompensará con un bonito distintivo con el que podrán presumir entre sus amistades, certificando con ello su conciencia ecologista y desinteresada.

Avión de Lufthansa.

Hay que quitarse el sombrero, ya que la idea es absolutamente brillante.

Si tanto te quejas por la contaminación que provocan los aviones, ráscate el bolsillo y ayúdanos a seguir invirtiendo en planes de futuro para renovar la flota, haciéndola cada vez más sostenible y eco friendly.

Y mucho mejor que nadie diga nada al respecto, porque en muy poco tiempo la gran mayoría de aerolíneas, por no decir absolutamente todas, copiarán este mismo modelo más temprano que tarde.

La lowcost española Vueling tampoco se queda atrás en lo que se refiere a esta nueva moda de lo que se conoce con el nombre de «ancillaries».

Su Consejero Delegado, Marco Sansavini, también ha considerado hacer un favor a sus pasajeros, ofertándoles la posibilidad de pagar por subir su equipaje de mano a la cabina.

En realidad, se trata de la misma política de equipajes que ya estaban utilizando desde hace bastante tiempo otras bajo coste, como Ryanair o WizzAir, cuya tarifa básica sólo permite subir al avión con un pequeño bulto que debe de ser ubicado debajo del asiento delantero.

La cuestión que correspondería plantearse aquí es si realmente Vueling funciona como una lowcost, o no.

Si revisamos las tarifas que pone a la venta Vueling desde aeropuertos secundarios, podremos ver fácilmente que sus precios no son precisamente los de una lowcost.

Avión de Vueling

En todo caso y si la nueva medida bendecida por Sansanvini sirviese realmente para facilitar la vida de sus pasajeros y bajar tarifas, nos sangrarían las manos de aplaudir, pero desgraciadamente no es así.

Reconocemos que el sector aéreo está atravesando por un momento muy complicado, exactamente igual que muchos otros, pero los contribuyentes ya han puesto bastante de su parte con los rescates aprobados para las compañías aéreas.

Porque muy al contrario de lo que llegó a afirmar alguna política hoy venida a menos, asegurando que el dinero público no era de nadie, somos todos los ciudadanos los que hemos contribuido para evitar una debacle todavía mayor de las aerolíneas.

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