Madrid Barajas: surgen extrañas relaciones con el caso Gatwick

El pasado Lunes 3 de Febrero, el aeropuerto Adolfo Suárez Madrid Barajas permaneció cerrado desde las 12:40 horas, hasta las 14:20 horas, supuestamente tras el avistamiento de un dron en las cercanías de la pista de despegue activa en aquel momento.

La señal de alarma la dieron dos pilotos de sendos aviones comerciales, y posteriormente parece que fue confirmada por uno de los empleados de la empresa que cubre los servicios en el aeródromo madrileño para mantenerlo libre de aves.

Los daños económicos que se generan en este tipo de situaciones son cuantiosos, así como las enormes molestias que se causan a los pasajeros afectados de los vuelos que tuvieron que desviarse, retrasarse, o incluso cancelarse.

 

Pero una vez más, y como ya había ocurrido en la crisis sufrida en el aeropuerto londinense de Gatwick a finales del 2018, tras haber interrogado a ambos pilotos, la Guardia Civil está poniendo en duda la versión de la existencia de algún tipo de dron en las cercanías del aeropuerto.

Por esta razón, nos encontramos ahora mismo en una situación que, de manera extraña, parece estar íntimamente relacionada con los sucesos acontecidos en Gatwick en Diciembre de 2018, y que a día de hoy todavía no han podido ser explicados.

La gran estupidez humana

En primer lugar, deberíamos preguntarnos qué puede llevar a alguien a operar un dron en las cercanías de un aeropuerto, sabiendo el enorme riesgo que esto entraña, y las consecuencias penales que se podrían derivar.

Lamentablemente, estos hechos ocurren, y ni siquiera son los peores que hemos visto: como el dirigir un puntero láser a la cabina de varios aviones que estaban tomando tierra, con la intención de cegar a sus pilotos, o incluso equiparables a tirar piedras y ladrillos desde el puente de una autopista a los vehículos que circulan por ella.

La estupidez humana no tiene límites, y ningún sector está libre de sufrir a estos descerebrados.

Sin embargo, hay otro elemento en esta historia que nos ha llamado especialmente la atención, y es que así como en la capital madrileña funciona permanentemente un sistema que avisa del despegue de drones, lo cual está totalmente prohibido sin el permiso correspondiente, este no se encuentra operativo en la zona donde supuestamente se avistó el que causó el cierre de Barajas, en los alrededores de Paracuellos.

Este sistema, controlado tanto por la Guardia Civil, como por la Policía Nacional, detecta unos 120 vuelos ilegales al mes, identificando a los propietarios de los aparatos y sancionándolos correspondientemente.

En Diciembre del 2018, y tras analizar los hechos ocurridos en Gatwick en el post titulado «El incidente en el aeropuerto de Gatwick se agrava», finalizábamos el mismo con la siguiente pregunta: «¿Y nosotros, estamos preparados para casos como este?».

A la vista de los hechos, la respuesta parece clara.

¿Son realmente drones?

Sin embargo, y exactamente igual a lo sucedido en Gatwick, en el caso de Barajas también se está poniendo en duda la versión sobre la presencia de drones.

Recordemos que el aeropuerto londinense fue cerrado el 19 de Diciembre de 2018, tras un avistamiento sobre las pistas, y posteriormente volvió a clausurarse el día 20 de Diciembre y también el 21 del mismo mes.

Dando por buena la versión de los hechos (la cual a día de hoy sigue sin resolverse), parece especialmente complicado que el día 20 de Diciembre la persona, o personas, que supuestamente pilotaban el dron, pudiesen lograr de nuevo eludir los sistemas de vigilancia dispuestos por la policía metropolitana y el ejército británico.

Y todavía resulta mucho más descabellado creer que un tercer día consecutivo, el 21 de Diciembre, las mismas personas pudiesen volar de nuevo un dron, con todos los medios de comunicación desplegados en la zona, la policía cubriendo todos los accesos, y el ejército patrullando las 24 horas.

Más de medio centenar de testigos afirmaron haber visto los drones, y sin embargo ninguno de ellos pudo dar una versión coherente, ni facilitar una fotografía o un vídeo documentando su testimonio.

Es más, las declaraciones realizadas a la policía fueron totalmente contradictorias, ya que mientras algunos afirmaban que el dron se movía en un sentido determinado, otros lo situaban en un punto totalmente distinto a la misma hora, incluso afirmando haberlo visto volando durante horas, cuando este tipo de aparatos tienen un tiempo de operación mucho más limitado.

Hay que tener en cuenta la enorme dificultad que entraña el poder ver un dron cuando este se encuentra a cierta altura, aumentando esta si nos encontramos en el interior de la cabina de un avión que está despegando a una velocidad superior a los 200 km/h.

Entonces, ¿mienten los pilotos que dieron el aviso a la torre de control de Barajas?, ¿mintieron en Gatwick todos los testigos que afirmaron haber visto los drones?.

Nos atrevemos a afirmar que algunos de ellos es posible que hayan visto algo, pero ese «algo» es muy poco probable que fuese un dron.

Casos consecutivos

Llama poderosamente la atención, que el día 20 de Diciembre de 2018, y mientras en el Reino Unido estallaba una enorme crisis tras la cancelación de más de 1.000 vuelos en Gatwick, que afectaron a unos 140.000 pasajeros, en el aeropuerto de la ciudad de Birmingham surgiese exactamente la misma incidencia, lo que obligó también a cerrar sus pistas de manera temporal.

Y aún es mucho más chocante que el día 8 de Enero de 2019, cuando todos los medios de comunicación y policía intentaban dar algún sentido a lo sucedido, se tuviesen que cancelar las operaciones en Heathrow, el aeropuerto más importante de Inglaterra, tras otro supuesto avistamiento de un dron.

¿De verdad es creíble que un piloto de un dron convencional logre evitar todos los sistemas de vigilancia en plena crisis, y se desplace a otros aeropuertos para volar sus aparatos, arriesgándose a acabar en la cárcel, y sin dejar ningún tipo de rastro?. A nosotros nos parece especialmente complicado.

Parece evidente que cuando surge un incidente de estas características, rápidamente comienza a multiplicarse en otros aeropuertos, lo cual resulta difícil de explicar.

El incidente de Air Canada

Otros de los elementos de toda esta historia que a muchos nos chirría especialmente, es el incidente sufrido por el Boeing 767 de Air Canada en Barajas el mismo día de los hechos.

El avión canadiense fue uno de los primeros en despegar tras el reinicio de operaciones en el aeropuerto madrileño, sufriendo algún tipo de impacto en su tren de aterrizaje, que afectó también gravemente a uno de sus motores. O al menos, eso es lo que se presupone hasta ahora.

Este tipo de asuntos son siempre despachados desde instancias oficiales bajo la denominación común de «impacto con aves», o «ingesta de aves», pues no parece muy lógico pensar en la presencia de cualquier otro elemento en el aire.

En determinadas situaciones, esta definición es más que evidente, ya que suelen quedar restos de sangre o plumas en la ubicación del golpe, pero hay muchas otras donde no se observan este tipo de señales, por lo que se asume directamente la presencia de aves.

Sin embargo, y visto lo visto, creemos que sería necesario que por parte de todos los estamentos implicados en la seguridad aérea, se empezase a valorar la posibilidad de que estos extraños avistamientos pudiesen estar relacionados con este tipo de incidencias.

Lo cierto es que no sabemos a lo que nos enfrentamos, y hay mucho en juego, por lo que es mejor pasarse de precavidos, que quedarse cortos.

La tensa situación política actual y las amenazas de grupos radicales, nos obligan a permanecer en estado de alerta casi de manera permanente. Nuestros aeropuertos son una parte muy sensible de nuestro sistema de comunicaciones, utilizado de manera diaria por cientos de miles de usuarios.

Puede que hablemos de implicaciones terroristas, de implicaciones militares, o simplemente de pilotos aficionados con muy pocas neuronas en el cerebro, pero hoy en día nos hemos acostumbrado a dar una explicación muy obvia a cada problema, como evitando que la mayor parte de la población siga pensando en el mismo, pero lo cierto es que en este momento en ninguno de los casos que hemos comentado en este post, se ha podido confirmar la presencia real de drones, así que quizás es hora de comenzar a valorar otras opciones.

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