Ni reembolsos de billetes, ni distancia social dentro de los aviones

El 13 de Mayo del 2020, año de la pandemia, será recordado como la fecha en la que se perpetró uno más de los muchos atentados contra los ciudadanos de a pie de toda Europa.

El lobby compuesto por las compañías aéreas ha vuelto a imponer sus reglas, actuando de protagonista en una representación teatral de bajo coste cuyo guión se conocía desde hace semanas.

Tal y como adelantamos en Turama el pasado mes de Marzo, desde el primer día de la crisis actual había pleno consenso entre las aerolíneas y los gobiernos de los países a los cuales pertenecen, para que estas pudiesen retener el dinero abonado por sus clientes, correspondiente a todos los vuelos que tuvieron que ser cancelados a consecuencia del nuevo tipo de coronavirus.

Hoy mismo y rizando el rizo, la Unión Europea ha interpretado al mismo tiempo los papeles de poli bueno y poli malo.

Por un lado, la Comisión Europea ha decidido mantener en su totalidad el reglamento 261/2004, que obliga a las compañías aéreas a devolver el dinero a sus clientes en caso de que se cancele su vuelo, pero por otro insta a todos los gobiernos de la Unión a promocionar, favorecer, y recomendar la expedición de bonos a los pasajeros afectados por esta situación.

En realidad, todo estaba pactado con anterioridad, al igual que los rescates multimillonarios aprobados para lanzar una línea de vida a las compañías durante este periodo de hambruna aérea.

Si usted es un empresario, un autónomo, o simplemente mantenía un pequeño negocio que se ha ido a pique por la grave crisis que estamos atravesando, la Unión Europea y su propio Gobierno le dicen que lo sienten mucho, pero poco pueden hacer por ayudarlo.

Sin embargo, si usted es propietario de una aerolínea, aunque venga acumulando pérdidas durante los últimos ejercicios fiscales, tiene derecho a todo tipo de ayudas, créditos blandos, e incluso a colorear a su gusto la legislación vigente, para que disponga de todos los medios necesarios a su alcance para evitar asumir ni la más básica de sus obligaciones contractuales con sus clientes.

No sólo eso, en un mismo y avergonzante acto de sumisión total, la Unión Europea también acaba de aprobar que las compañías aéreas no tengan que dejar espacios libres dentro de las cabinas de sus aviones, como medida preventiva frente a un posible riesgo de contagio.

Eso sí, igual que en el caso anterior, si usted es propietario de un comercio, un bar, o un restaurante, que sepa que no va a poder superar un determinado porcentaje de ocupación, que sus clientes van a tener que pedir cita previa para ser atendidos, y estarán obligados a mantener una distancia social de seguridad entre ellos.

Tampoco podrá publicitar rebajas en sus productos, para que las multitudes no se agolpen en su comercio, las cuales posteriormente pasarán a agolparse dentro de cualquier avión tras haber adquirido billetes de oferta.

Y esto ocurre el mismo día que en los EEUU, país epítome del capitalismo y fuente en la cual beben todos los males, acaba de confirmar a través de su Departamento de Transportes que cualquier compañía aérea que opere vuelos utilizando el espacio aéreo norteamericano, está obligada a reembolsar a sus pasajeros el importe íntegro abonado por los billetes correspondientes a vuelos que hayan tenido que ser cancelados, sin ningún tipo de distinción ni excepción.

Mientras en la cuna del liberalismo económico se exige a las compañías aéreas una participación estatal, en caso de acogerse a rescates pagados con dinero público, y un compromiso formal para no despedir a trabajadores hasta el fin de la crisis, en Europa se reparte el dinero del contribuyente sin más, mientras llueven miles de ERTE´s todos los días.

A partir de ahora ya lo sabe, si debe dinero a alguien por cualquier tipo de servicio que haya cobrado y no pueda prestar, no se preocupe, extiéndale un bono equivalente a la cantidad adeudada y dele una palmadita en la espalda.

Bueno, sólo en el caso de que sea usted una compañía aérea, porque como se le ocurra hacer eso a sus clientes en cualquier otro sector, lo más probable es que acabe de patitas en la calle, o lo que es mucho peor, a la sombra durante unos cuantos años.

Además, los usuarios del transporte aéreo están más que acostumbrados a tener que tragar con todo…

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