Con toda probabilidad, la siguiente noticia no ocupará las portadas de la prensa española, en la que ya sabemos todos que hay un especial interés por desacreditar a la aerolínea noruega, que como el resto, lucha por sobrevivir a la crisis.
Si todavía no has leído la última tergiversación de hechos vendida por los «mayores especialistas mundiales en turismo», puedes encontrar el post correspondiente en el siguiente enlace: «Norwegian: tergiversación de noticias para dañar su imagen».
La situación del sector aéreo se ha complicado sobremanera, a consecuencia del parón impuesto por la inmensa mayoría de gobiernos, al que tiene que seguir una paulatina vuelta a la normalidad, que en este caso es probable que se demore más de un año.
Cada compañía aérea está negociando su propio plan de rescate, que le permita pasar el bache actual y encarar la próxima temporada con garantías de mantener su viabilidad en el mercado.
Norwegian fue una de las primeras en cerrar un acuerdo con el gobierno de Noruega, por un importe que ronda los 280 millones de euros, del que a día de hoy sólo ha cobrado un 10%.
Para poder acceder al resto, antes necesita que sus acreedores acepten el plan propuesto por la aerolínea, que consiste en convertir la deuda en capital.
El próximo 30 de Abril se producirá la reunión vital, en la cual se decidirá si se da el visto bueno a esta medida, o por contra se rechaza.
Aunque a este tipo de eventos siempre se acude con la mosca detrás de la oreja, porque nunca es posible saber con certeza qué puede pasar, en este ocasión y dado todo lo que está en juego, se ha querido lanzar un globo sonda para conocer la opinión de algunos de los acreedores de Norwegian.
Para ello, Bloomberg se ha puesto en contacto con varios, preguntándoles directamente cuál va ser su postura final en el momento decisivo.
La mayoría se están asesorando de manera independiente, y han solicitado diversos informes para hacerse una idea global de la situación lo más clara posible.
Sin embargo, todos han coincido en apuntar que la única manera en la que todavía pueden esperar una resolución beneficiosa para sus intereses, es apoyando la propuesta de Norwegian.
En el hipotético caso de ser rechazada, casi con toda probabilidad la aerolínea podría declararse en quiebra, llevándose con ello muchos millones de dólares que a día de hoy todavía están en el aire.
De darse esta situación, la gran mayoría de acreedores perderían definitivamente todo su dinero.
Sin embargo, apoyando la propuesta realizada por Norwegian, conseguirían que esta pudiese acceder al 90% restante del plan de rescate firmado con el gobierno noruego, lo que significaría que podría superar el bache actual, y estar en condiciones de retomar operaciones en cuanto se fuesen levantando las restricciones actuales.
Por esta razón, desde Bloomberg se ha apuntado que «la única opción de los acreedores de Norwegian es aceptar el plan propuesto por la aerolínea».
Una negativa al mismo equivaldría a pegarse un tiro en el pie.
El obtener un resultado positivo en la próxima reunión de acreedores no sería una victoria definitiva. Sin embargo, Norwegian se quitaría de encima un peso muy importante, lo que sumado a la inyección económica del ejecutivo noruego, salvaría este nuevo match ball que se ha presentado ante la aerolínea.
Por delante, todavía quedará un importante trabajo de reestructuración, en el que suponemos que se tendrá que valorar una vez más el concepto lowcost en los vuelos de largo recorrido, que se ha demostrado absolutamente ruinoso para todas las compañías aéreas que lo han intentado operar.