La cabina no estaba preparada para la maniobra de aterrizaje.
Todos aquellos que solemos viajar en avión de manera habitual, hemos experimentado en algún momento la sensación de frustrar el aterrizaje.
Esto es así porque el «go around», o «motor y al aire» en español, es una maniobra muy común que ocurre en la práctica totalidad de aeropuertos del mundo, sin excepción.
En este post te explicamos detalladamente en qué consiste:
Motor y al aire: qué es y cuándo se utiliza esta maniobra
Las causas más habituales que llevan a los pilotos a tomar esta decisión, suelen estar relacionadas con inclemencias meteorológicas, la presencia de otras aeronaves sobre la pista, o la imposibilidad de estabilizar la aproximación a la misma, entre otras.
Sin embargo, en muy pocas ocasiones se ha dado por el motivo de tener a un pasajero en cabina que no puede abandonar el retrete, al parecer debido a algún tipo de problema digestivo.
Aunque parezca el guión de una película de bajo coste, eso es precisamente lo que ocurrió el pasado Miércoles en un vuelo de la aerolínea British Airways, que cubría la ruta entre las ciudades de Londres y Amsterdam.
La aeronave, modelo Airbus 319 y matrícula G-EUPY, se preparaba para tomar tierra en el aeropuerto de Schiphol, ubicado en la capital de los Países Bajos.
Uno de los requerimientos obligatorios para llevar a cabo la maniobra de aterrizaje, es que la cabina esté preparada para la misma, tarea que recae sobre los auxiliares de vuelo.
Esto implica que todos los ocupantes del aparato se encuentren sentados correctamente en sus asientos y con los cinturones de seguridad abrochados, circunstancia esta que no se cumplía en el vuelo BA438 de British Airways.
Uno de los pasajeros, al parecer aquejado por algún tipo de incomodidad digestiva, era incapaz de salir del baño del avión, justo en el momento en el que este preparaba su llegada a destino.
Por mucho que la tripulación requirió la salida inmediata del retrete del afectado, esta no se produjo hasta varios minutos después, motivo por el cual los pilotos decidieron frutar el aterrizaje y volver a repetir la maniobra.
De este modo, se pudo ganar el tiempo necesario hasta que el pasajero en cuestión se encontró en disposición de volver a ocupar su butaca.
Y es que a nadie le quepa la menor duda: cuando hay que ir, hay que ir…