Rectificación sobre el Boeing 737MAX

En todos los años que llevamos online, comentando la actualidad diaria relativa al sector aéreo y turístico, es la primera vez (y esperamos que la última) en la que nos vemos obligados a hacer una rectificación sobre posts publicados con anterioridad.

Desde que surgió la crisis con el nuevo modelo de Boeing, el 737MAX, nos preocupamos de investigar qué había ocurrido realmente con este avión, información que os pasamos en varias entregas.

Nuestro enorme, gigantesco fallo, fue el seguir a pie juntillas las indicaciones y explicaciones que estaba dando el constructor, sin dar especial relevancia al resto de comunicaciones que nos llovían por otras vías.

Públicamente nos posicionamos a favor del 737MAX, algo que hoy tenemos que matizar de manera urgente y a consecuencia de todas las novedades que han ido surgiendo durante el último mes.

¿Qué ha pasado?

Sólo en los últimos 30 días se han ido acumulando sospechosas e inauditas noticias sobre lo acontecido con el nuevo modelo de Boeing, algunas de ellas que nos parecen de especial gravedad.

Como muchos sabéis, se suponía que el día de ayer el 737MAX volvería a hacer una prueba en el aire y comenzaría de manera progresiva a regresar a las flotas de todas las compañías aéreas que apostaron por este avión, con el fin de estar totalmente operativo durante el mes de Agosto.

Lamentablemente, durante el proceso de investigación que tanto el propio constructor, como la FAA norteamericana están llevando a cabo, se han seguido encontrando distintas deficiencias, que incluso han llegado a salpicar a otro modelo que el año pasado también tuvo que permanecer en tierra durante mucho tiempo, el 787 «Dreamliner».

Debido a esto, se había pospuesto la fecha de retorno del 737MAX al mes de Septiembre, e incluso aerolíneas como Southwest, la mayor perjudicada por este escándalo, y American Airlines, ya contaban con sus aparatos retenidos para las programaciones de dicho mes.

Una vez más, se ha tenido que volver a retrasar la que parecía inminente aprobación del 737MAX, y en este momento se calcula que podría producirse, con suerte, durante el mes de Octubre o, quizás, hacia finales de año.

Entretanto, penosas novedades han tenido que ver la luz, lo que se ha traducido en una demanda colectiva de más de 400 pilotos en contra de Boeing, por supuesta «ocultación y encubrimiento sin precedentes» de los defectos del sistema MCAS, que con toda probabilidad provocaron los dos siniestros mortales de Lion Air y Ethiopian Airlines.

La última información que ha llegado hasta Turama, nos habla de que incluso se podría dar el caso de que el 737MAX ya no volviese nunca más a operar con este nombre, y que Boeing está barajando la posibilidad de enterrar el mismo definitivamente para no sugestionar a la opinión pública.

Y eso que nos reímos bastante cuando fue el propio Presidente de los EEUU el que sugirió esta misma idea a Boeing.

Ahorro y rapidez

Todo lo que ha sucedido alrededor del nuevo 737MAX se puede resumir en dos simples palabras: ahorro y rapidez.

La chapuza que se hizo con el sistema MCAS, sobre la que ya hablamos anteriormente, fue producto de la necesidad de que todos los pilotos de las versiones anteriores del 737 pudiesen ponerse a los mandos del 737MAX lo antes posible, sin ni siquiera tener que pasar una sola hora dentro de un simulador.

Hoy sabemos que Boeing despidió en su momento a un buen número de ingenieros y programadores que prestaban sus servicios en la empresa, ya que según sus propias palabras estos cobraban unos sueldos especialmente elevados, y el software de los aviones de Boeing ya estaba lo suficientemente maduro como para no requerir de sus servicios.

Tal y como publicó hace muy pocas fechas Bloomberg, Boeing confió parte del trabajo a empresas externas, en concreto a un desarrollador indio de nombre HCL Technologies Ltd., cuyos empleados, muchos de ellos recién graduados, cobraban tan poco como 9 dólares por hora de trabajo.

Si alguien se preguntaba cómo es posible que un constructor como Boeing pueda cometer fallos tan garrafales en el diseño de un software vital para la seguridad del avión y de sus pasajeros, quizás aquí podamos empezar a encontrar algunas respuestas.

Es importante también reseñar que muchos directivos de empresas indias se han indignado con esta información publicada por Bloomberg, que apuntaba directamente a la responsabilidad de jóvenes programadores inexpertos, mientras muchos de los antiguos ingenieros de Boeing se encuentran en sus casas sin trabajo.

De hecho, Sangeeta Gupta, responsable de la asociación industrial tecnológica india, NASSCOM, ha declarado que es vergonzoso que cada vez que hay un problema técnico se recurra siempre a culpar del mismo a las empresas indias relacionadas con el proyecto, cuando en el mismo estas trabajaron conjuntamente con muchas otras estadounidenses.

Precedentes

Las palabras de Sangeeta Gupta quieren hacer referencia a situaciones anteriores, en las que también se cargó muy duramente contra empresas del sector tecnológico ubicadas en la India.

Este es el caso ocurrido en British Airways, una compañía que hasta la llegada del español Alex Cruz contaba con un equipo propio de informáticos.

Con la excusa de que el departamento de informática de British le costaba a la aerolínea muy importantes cantidades de dinero, se decidió eliminar el mismo y subcontratar este tipo de servicios con otras empresas indias.

Sin embargo, en Mayo del 2017, y justo coincidiendo con el comienzo de una importante semana de vacaciones en el Reino Unido, British sufría un apagón general en sus servidores, que acababa dejando en tierra a cientos de miles de pasajeros.

A día de hoy, todavía no se han dado explicaciones lo suficientemente claras para saber qué pasó realmente, pero todos los expertos apuntan a una estructura informática anticuada que no pudo soportar el reinicio incorrecto de un servidor, que afectó de manera muy grave a todo el software utilizado por la compañía en los aeropuertos.

Finalmente, British tuvo que asumir el coste de cuantiosas indemnizaciones millonarias, que supusieron con creces los importes que tendría que haber pagado a sus propios informáticos, lo que finalmente viene a corroborar la famosa frase que afirma que, a veces, lo barato sale caro.

Pérdida de confianza

En este mismo momento, muchos de los trabajadores despedidos por Boeing están aprovechando para hacer sangre a la empresa, afirmando que esta era conocedora de los riesgos que implicaba el nuevo software instalado en el 737MAX.

De hecho, se ha confirmado recientemente que varios trabajadores de Boeing habían presentado distintas quejas formales relacionadas con aspectos de seguridad en el nuevo aparato.

Es muy difícil saber con certeza hasta qué punto todo esto es realmente veraz, o se trata de la respuesta de antiguos empleados que se sienten despechados por Boeing, pero lo cierto es que la sombra de la duda ya se ha instalado sobre el constructor norteamericano.

Por nuestra parte, nos duele especialmente haber confiado tan ciegamente en Boeing, para después ir conociendo todos estos detalles que nos han llevado las manos a la cabeza.

Una cosa es cierta, si el 737MAX acaba surcando de nuevo los cielos, bajo ese nombre o cualquier otro distinto, suponemos que después de todo lo ocurrido se habrá convertido en el avión más seguro del mundo.

Pero ahora la cuestión no es precisamente esa, aunque sea la única que preocupa a todas las compañías que han pagado sus aviones para tener que verlos aparcados en tierra durante meses.

La pregunta es cómo se ha podido llegar a esta situación.

Es evidente que Boeing necesitaba entregar los pedidos recibidos cuanto antes, y como muchas otras empresas, decidió abaratar costes y presionar a sus proveedores para obtener mayores beneficios y poder cumplir con los tiempos establecidos.

Ahora bien, subcontratar elementos de vital importancia a terceras empresas, intentar no dar demasiada importancia a cambios vitales en el software, correr, correr y correr para entregar aviones que podrían haber provocado todavía accidentes mucho más graves, nos parece de una enorme irresponsabilidad.

No sabemos cómo va a acabar este asunto, pero nuestra confianza en Boeing se ha diluido exactamente igual que un azucarillo en un vaso de agua.

Y por último, aunque se vuelvan a otorgar todos los certificados necesarios al 737MAX para volar, por parte de la FAA, ¿debería EASA tomar sus propias medidas para comprobar que el avión es fiable?.

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