Este país tiene múltiples problemas, muchos de ellos especialmente graves, pero hay uno en particular que provoca enormes daños y es utilizado casi a diario por determinados medios de comunicación.
Cómo no, hablamos de las Fake News, o ese intento de inventar, transformar, cocinar, o directamente lanzar una noticia en forma de arma arrojadiza, con fines que pasan desde el poder conseguir un mayor número de lecturas, hasta dirigir a la opinión pública en contra de determinadas personas o colectivos.
Y esto es precisamente lo que se ha intentado una vez más desde el diario «El Español», con una publicación que traspasa la ignorancia más absoluta tanto del sector aéreo, como de todos los procedimientos de seguridad que existen para garantizar la seguridad de los aviones en vuelo.
Afortunadamente, parece que esta noticia falsa, que no es más que un intento de publicar algo arrogándose un supuesto trabajo de investigación, y el descubrimiento de oscuros y escondidos secretos no accesibles para el ser humano normal, no ha calado entre aquellos que todavía mantienen cierta neutralidad, y dos dedos de frente.
Entre los pocos que han seguido el hilo, o incluso que han contribuido a magnificar el mismo, se encuentran nuestros amigos de «Preferente», auto proclamados como los «líderes mundiales en noticias de turismo». ¡Toma ya!.
La noticia
Los guionistas de esta película que se ha sacado de la manga «El Español», publican una noticia que presenta en cabecera el titular sobre «El dossier secreto del control aéreo».
Por si esto no llama ya la atención del lector despistado, que ojea con parsimonia las noticias online mientras se corta las uñas de los dedos de los pies, rematan con el gran titular «Autoridades aéreas ocultaron incidentes de máxima gravedad con cientos de vidas en juego».
Si con esto no te han «cazado», es que no tienes vida interior.
Lamentablemente (para «El Español»), esta noticia parte de principio de una enorme falacia, ya que se habla en primer lugar de «dossier secreto», para posteriormente aludir a la ocultación de incidentes de «máxima gravedad».
Como ya hemos apuntado en múltiples ocasiones desde Turama, todos los accidentes e incidentes aéreos que ocurren en nuestro espacio aéreo, son investigados por la Comisión de Investigación de Accidentes e Incidentes de Aviación Civil, CIAIAC por sus siglas, cuyos informes son de acceso público para todo aquel que disponga de una conexión a internet.
¿Qué tipo de «dossier secreto», u ocultación, puede existir en informes accesibles absolutamente para todo el mundo?.
El trabajo de investigación realizado por los guionistas de «El Español», básicamente consistió en pinchar en el siguiente enlace, que lleva directamente a la página web abierta al público donde es posible consultar el registro de todos los accidentes e incidentes que se van produciendo cada año, ordenados por fecha de ocurrencia: Investigación CIAIAC.
Sin ninguna duda, acceder a estos secretos de Estado, dossieres ocultos, e información privilegiada, les ha costado un gran trabajo de investigación, equivalente a consultar con el móvil el tiempo que se espera para mañana.
El problema
Gracias a que los guionistas de «El Español» han logrado penetrar en las cloacas más profundas del Estado y acceder a sus secretos mejor guardados, ahora conocemos que Arias Serrano, director general de ENAIRE, «ocultó al Consejo de Administración del organismo público numerosos incidentes graves de seguridad aérea» (literal).
Mientras en Turama hemos publicado y comentado varios de estos casos, todo aquel que así lo deseaba se descargaba sin problema los informes finales publicados por la CIAIAC, y cada incidencia se registraba en la web pública, el señor Arias Serrano se equivocaba repetidamente a la hora de contabilizar los casos a los que hacía referencia en sus correspondientes informes.
Es decir, ahora sabemos gracias a «El Español», que todos los integrantes del Consejo de Administración de ENAIRE portan sendas orejeras a cada lado de su cara, y sólo están pendientes de leer el número de incidencias aéreas que se reflejan en los informes de Arias Serrano, porque a diferencia del resto de la población de este país, desconocen que pueden consultar todas y cada una de ellas en su propio despacho, en su domicilio, sentados en el salón de su casa, o mientras se dan un baño.
Efectivamente, tenemos un gravísimo problema en lo que respeta a la seguridad aérea en este país, porque el señor Arias Serrano en un informe había hecho referencia a 3 incidentes graves, que luego se quedaron en 2, para posteriormente rectificar de nuevo esta cifra en un último informe.
Semejantes hechos, de una gravedad tan monstruosa, requerirían de un Consejo de Ministros urgente, un especial de Ferreras, y las portadas de todos los medios nacionales e internacionales, contando con que ya tienen la del «diario líder mundial en noticias de turismo».
Los pecados
En este asunto se han cometido varios pecados especialmente graves, que desde luego están muy alejados de la posible dislexia que pueda padecer el director general de ENAIRE a la hora de contabilizar incidencias.
Por un lado, desde «El Español» se ha tratado de nuevo, una vez más (y ya hemos perdido la cuenta) de desprestigiar el trabajo diario que se realiza desde los distintos centros de control aéreo de nuestro país.
Afortunadamente, contamos con uno de los mejores servicios de control aéreo no ya sólo de Europa, sino también del mundo, el cual está reconocido a nivel internacional por su nivel de calidad, el volumen de operaciones realizadas, y la profesionalidad de aquellos que lo integran.
Los constantes martillazos que recibe este colectivo de manera cíclica, sólo pueden ser atribuidos a distintos intereses y fines con un marcado tinte político.
Si en «El Español» quieren sacar una noticia escandalosa de verdad, les recomendamos que hagan igual que «el diario líder mundial en noticias de turismo», y nos copien el post que subimos en su día, relativo al plan urdido en el año 2010 por el Gobierno del Señor Zapatero para militarizar a los controladores aéreos y disfrazar un auténtico fracaso de gestión, con una supuesta huelga que nunca existió, quedando demostrado en las sentencias falladas por 20 de los 22 Tribunales de Justicia que llevaron el caso.
Para facilitarles la labor de «investigación» que suelen realizar, aquí les dejamos el link al post: «Estado de alarma: AENA vs. Controladores Aéreos. Se destapa el mayor escándalo imaginable».
Por otro lado, es significativamente apreciable el énfasis que se pone en la historia que cuenta «El Español», para resaltar la gravedad, peligrosidad y añadir una mayor carga dramática a los hechos que se mencionan en la misma.
Esto suele pasar cuando un periodista que en su momento quiso ser guionista, escribe un día sobre política, otro sobre arte y cultura, otro sobre sociedad, y el fin de semana sobre el funcionamiento del sistema TCAS de un avión comercial.
Para aumentar ese tono dramático, que llegue al público e impacte con mayor fuerza, es necesario añadir frases y expresiones como «…las aeronaves no se estrellaron porque se activó el TCAS, el mecanismo que logró evitar la mayor parte de los sucesos a cuyos informes preliminares ha podido acceder este periódico».
Bueno, a ver, «ha podido acceder este periódico» y cualquier otro que pinche en el enlace del CIAIAC. Por otro lado, hablar de posibles colisiones entre aeronaves que vuelan con una separación horizontal de 2.000 metros (aclaramos a los señores de «El Español» que equivalen a 2 kilómetros) y una vertical de 60 metros, demuestra ya un desconocimiento total y absoluto del fondo de la cuestión que se está tratando.
Es cierto que en muchos casos de posible conflicto en la trayectoria de dos aeronaves en vuelo, se rompen las distancias de separación recomendadas por los organismos de seguridad internacionales, y también es cierto que en la inmensa mayoría de los casos esto se debe a distintos fallos humanos que no tienen nada que ver con la labor de los controladores aéreos.
Vivimos en espacios aéreos muy saturados, y hoy en día es realmente difícil, por no decir imposible, encontrar a algún piloto que vuele con regularidad a los grandes hubs de la aviación comercial, como los aeropuertos de Nueva York o Los Angeles, Heathrow, Frankfurt, Amsterdam, etc, y no hayan recibido nunca un aviso de tráfico por parte del TCAS (TA), o una resolución por posible conflicto en las trayectorias (RA).
Ninguno de estos casos es deseable, y se trabaja a diario para evitar que se produzcan, pero ocurren con mayor o menor frecuencia en todos los países del planeta Tierra, por lo que las aeronaves comerciales están dotadas con los sistemas técnicos que garantizan una seguridad demostrada a lo largo de muchos años, basada en el buen funcionamiento de toda la cadena de medidas de seguridad que existe alrededor de un vuelo comercial, y no sólo en la buena suerte, como se parece inferir desde «El Español».
Por último, nos gustaría señalar desde aquí los muy desafortunados comentarios y apreciaciones que se vierten desde «el diario líder en noticias de turismo», que incluso sobrepasan todo el contenido de sinsentidos de la supuesta noticia de «El Español».
Desde Preferente se atreven a añadir por su propia cuenta y riesgo una afirmación que dice «el informe elaborado por este medio de comunicación revela las falsedades de Arias, EL DESCONTROL EN MATERIA DE SEGURIDAD DEL ESPACIO AEREO, y las mentiras continuas acerca de lo sucedido».
Al menos, «El Español» tiene el mérito de haberse sacado de la manga una historia de miedo construida a base de falsedades, verdades a medias, y mucha imaginación, pero Preferente, con su habitual sistema de «copia y pega», sube la apuesta todavía un poco más y habla directamente de «descontrol en materia de seguridad del espacio aéreo».
Descontrol es hablar sin saber, atacar sin conocer, alarmar sin razón alguna, copiar, pegar, y escribir sin saber qué se está diciendo. Descontrol es tener muy pocas neuronas y que las que cubren servicios mínimos en el cerebro se destinen a opinar sobre asuntos que se desconocen por completo.
De nuevo, nos vemos ante otro intento más de ataque hacia un colectivo que hace un trabajo con el que sí se evitan numerosos incidentes, que sin su intervención directa podrían ser perfectamente catalogados con la etiqueta de «extrema gravedad».
Y así seguimos, unos lanzan una supuesta noticia envuelta en un halo de misterio e investigación, mientras otros van por detrás dando palmas. Hasta cuándo…