Se cumplen 35 años de la catástrofe de Aeroméxico en Los Angeles

El Domingo 31 de Agosto de 1986, William Kenneth Kramer, su esposa e hija, decidieron volar desde el aeropuerto Zamperini Field hasta Big Bear Lake, al sur de California.

William era el propietario de una pequeña Piper PA-28 «Archer», matrícula N4891F, y había obtenido su licencia de Piloto Privado 6 años antes.

Su experiencia se limitaba a 231 horas de vuelo como piloto al mando.

La familia Kramer se había mudado a Los Angeles el año anterior, y William tan solo había volado 7 veces en uno de los espacios aéreos más complicados de todo el mundo, acumulando menos de 6 horas en el mismo.

Espacio aéreo de Los Angeles en 1986

Aunque había superado con éxito los exámenes médicos oportunos para la obtención de su licencia de vuelo, William sufría una grave afección cardíaca, de la que supuestamente no era conocedor.

Antes de despegar desde Zamperini, había presentado un plan de vuelo visual (VFR) a través del Hawthorne Flight Service Station, el cual había sido aprobado.

Sin embargo, mientras ascendía hacia su altitud de crucero, William decidió abandonar el plan inicial y entrar sin el permiso oportuno dentro del espacio aéreo restringido a aeronaves comerciales del TCA de California.

En ese mismo momento, el DC-9 matrícula XA-JED, perteneciente a la flota de Aeroméxico, se encontraba en descenso hacia la altura de 10.000 pies, con el fin de completar la aproximación al aeropuerto internacional de Los Angeles, LAX.

DC-9 de Aeroméxico accidentado el día 31 de Agosto de 1986

Se trataba del vuelo 489 de Aeroméxico, que conectaba Ciudad de México con Los Angeles, haciendo paradas en Guadalajara, Loreto y Tijuana.

Walter White, controlador que se encontraba supervisando las operaciones del DC-9, acababa de ordenar el abandono del espacio aéreo restringido a otra pequeña aeronave civil, que había irrumpido en el mismo sin autorización.

Tal y como se demostró en las investigaciones posteriores, la Piper de William Kramer carecía de transpondedor, por lo que sus movimientos no se reflejaban en la pantalla del controlador.

Antonio Valdez, comandante de Aeroméxico con un total de 10.641 horas de vuelo registradas, 4.632 de ellas a los mandos de un DC-9, y el primer oficial José Héctor Valencia, que contaba con 1.463 horas de vuelo en el mismo modelo, solicitaron autorización para tomar tierra en el aeropuerto internacional de Los Angeles.

Desde la sala de control aéreo se autorizó esta maniobra, sin percatarse que la Piper había entrado en rumbo de colisión con el DC-9.

A las 11:52:09, la Piper de William Kramer golpeaba con fuerza la parte trasera del DC-9, inutilizando el estabilizador horizontal y el timón de la aeronave de Aeroméxico.

Los 3 ocupantes de la Piper fallecieron en ese mismo instante, mientras que la aeronave comercial caía en picado en una urbanización del Condado de Cerritos.

La foto de los últimos segundos del DC-9 de Aeroméxico, se convertiría en una de las más virales en la historia de la aviación comercial.

DC-9 de Aeroméxico precipitándose en el Condado de Cerritos, California

Los informes realizados a posteriori sobre lo sucedido resultaron especialmente controvertidos, y fueron corregidos y recorregidos en varias ocasiones.

En un principio se responsabilizaba a Walter White, controlador aéreo de Los Angeles, por no haber advertido la presencia de la Piper.

Posteriormente, se pudo demostrar que White en ningún caso habría podido percatarse de la ubicación del pequeño avión privado, ya que este no llevaba montado el correspondiente transpondedor, instrumento que emite una señal para que la aeronave pueda ser visualizada en las pantallas de control.

A pesar de que era evidente que William Kramer había cometido varias infracciones graves, se encontraba volando en un espacio aéreo restringido sin la debida autorización y sin comunicar sus intenciones, los investigadores intentaron justificar su maniobra en base a un supuesto ataque cardíaco.

Al parecer, William habría sufrido un infarto poco antes de la colisión con el DC-9, por lo que no estaba en condiciones físicas y mentales de volar, y mucho menos para tomar decisiones en aquel preciso instante.

Finalmente, el último informe publicado por la NTSB norteamericana afirmaba que si bien William padecía una arterioesclerosis cardíaca severa, su corazón no presentaba signos de haber sufrido un infarto.

Lamentablemente, la caída del DC-9 causó el fallecimiento de sus 64 ocupantes, así como el de otras 15 personas que se encontraban en el área de Cerritos en la hora fatídica.

Daños provocados por el DC-9 de Aeroméxico tras caer en una urbanización del Condado de Cerritos, en California

La aeronave de Aeroméxico destrozó completamente 5 casas, y causó daños muy graves a otras 7.

Esta catástrofe sirvió para que se obligara a todas las aeronaves civiles a volar con un transpondedor, así como a la implementación del sistema TCAS en los aparatos comerciales.

Este dispositivo permite a las tripulaciones la visualización del tráfico que opera en las proximidades, pudiendo maniobrar con antelación ante un posible riesgo de colisión.

Las certificaciones médicas requeridas para la obtención de la licencia de Piloto Privado (PPL), también sufrieron diversos cambios tras este siniestro.

Un simple electrocardiograma habría detectado la patología de William Kramer, y lo habría inhabilitado para ponerse a los mandos de un avión.

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