Vueling se vuelve a liar en Madeira

Lo que está pasando este Verano con Vueling es algo que carece de explicación lógica. Desde luego, a nosotros no nos vale la excusa de «no somos la única compañía que está teniendo problemas» que nos han dado.

Hace ahora casi exactamente un año del artículo que publicamos en relación con una incidencia sufrida por la lowcost española en un vuelo entre Barcelona y Madeira. En aquel caso, y aún en contra de la postura de buena parte de los pasajeros del avión de Vueling, Turama fue de los pocos medios (por no decir el único) en defender la actuación de la compañía aérea, la cual a día de hoy seguimos creyendo totalmente acertada.

Vueling y el escándalo de Madeira

También el año pasado censuramos y comentamos en varias ocasiones diversos ataques injustificados vertidos sobre Vueling, la cual venía de haber pasado por el peor momento de su historia, concretamente durante el Verano del año 2016, hecho que algunos aprovecharon para intentar hacer leña del árbol caído.

Es más, a principios de año también criticamos un comunicado del SEPLA anunciando que Vueling iba a repetir los mismos problemas del año 2016, debido a una supuesta falta de pilotos dentro de la compañía. Nosotros comentamos que no nos parecía una buena idea sembrar dudas antes de iniciar la campaña de Verano, pues al final en vez de ayudar se estaba perjudicando a la aerolínea, pero también a todos sus empleados y trabajadores, por lo que era necesario dar siempre un margen de confianza antes de lanzar los cuchillos.

Y todavía un poco más. A principios de año utilizamos distintos vuelos operados por Vueling para crear nuestros paquetes y ofertas, afortunadamente sin ningún tipo de contratiempo para nuestros clientes.

Todo esto cambió en el mes de Junio.

Desde que empezamos a ver los gravísimos problemas operacionales de Vueling, en Turama dejamos de comercializar sus vuelos, salvo petición propia del cliente, al cual siempre hemos ofrecido otras alternativas.

Y gracias a este medida hemos logrado llegar al día de hoy sin que ninguno de nuestros clientes y seguidores hayan tenido problemas con esta aerolínea.

Todo el crédito que habíamos otorgado a Vueling se volatilizó a principios del Verano, después de tener que ver lamentables sucesos ocurridos con pasajeros en vuelos al Reino Unido, Italia, o las Islas Baleares, entre otros muchos.

Seguimos sin poder llegar a entender determinados comportamientos, como los comentados hace muy pocas semanas y que hacían referencia a la política de Vueling en relación con las indemnizaciones por overbooking, aunque esto podríamos extrapolarlo a cualquier otro tipo de compensación económica a sus pasajeros.

Ya no tragamos con las excusas del mal tiempo, que parece afectar sólo a los aviones de esta aerolínea, al igual que las huelgas de controladores, las cuales es evidente que también han tenido gran parte de la culpa de demasiados incidentes, pero no de la mayoría de ellos.

Sólo durante la mañana de hoy, hemos recibido a través de nuestro correo electrónico múltiples quejas de pasajeros de Vueling afectados por diversos vuelos, algunos cancelados y otros retrasados.

Si esto nos pasa a nosotros, que no dejamos de ser un granito de arena en el desierto, no queremos ni pensar cómo puede estar el buzón de reclamaciones de la aerolínea, así como el del Ministerio de Fomento.

En Italia ya han pasado a la acción, y tanto Vueling como Volotea, Ryanair y Blue Panorama, están siendo investigadas para averiguar si han ofertado más vuelos de los que realmente pueden operar. Esto puede acabar derivando en una rebaja obligatoria del número de operaciones de estas compañías en Italia, o incluso de su retirada definitiva del país.

Por otro lado, el Gobierno Balear también está investigando los múltiples incidentes que lleva acumulados Vueling durante este Verano, y no es descartable una sanción administrativa a consecuencia de los mismos.

Seguimos esperando señales de vida por parte del Ministerio de Fomento, el cual a día de hoy parece no querer manifestarse al respecto. Lo que es claro y evidente, es que esto no puede seguir así, por el bien de los pasajeros de Vueling, de las agencias de viajes y también de la propia compañía y sus trabajadores.

Nos gustaría, entre todos los casos que nos han relatado durante los últimos días, hacer especial mención a uno recibido de una seguidora de Turama, la cual nos hizo llegar su versión de los hechos ocurridos, una vez más, en el vuelo de Vueling entre Barcelona y la isla de Madeira.

El avión despegaba con total normalidad desde el aeropuerto de El Prat el pasado día 8 de este mismo mes, pero a su llegada a Madeira se encontraba, igual que ocurría el pasado año, con fuertes vientos que impedían el aterrizaje del mismo.

Tenemos que recordar que este aeropuerto en concreto sufre este tipo de incidencias con cierta regularidad, debido a su ubicación geográfica, por lo que sólo tripulaciones previamente certificadas pueden operar vuelos hacia esta isla portuguesa

No es tampoco un trance agradable para ningún piloto tener que desviar su ruta y no poder dejar a sus pasajeros en el destino, pero en este caso la seguridad es prioritaria y en ese aspecto no se puede achacar absolutamente nada a la compañía.

Igual que en el caso anteriormente comentado, el avión de Vueling se dirigió a Tenerife, donde tomó tierra en el aeropuerto Reina Sofía. Hasta este punto nadie debería hacer crítica de lo ocurrido, pero es justo después del aterrizaje donde se dan importantes cambios con respecto a lo sucedido hace un año.

Mientras en el 2017 se trasladó a los pasajeros a un hotel hasta poder volver a volar la ruta a Madeira, en esta ocasión se les indicó que, después de repostar la aeronave, volverían de regreso hasta el punto de partida, el aeropuerto de Barcelona El Prat, y al día siguiente se intentaría de nuevo el aterrizaje.

Tal y como nos relata una de las pasajeras de este vuelo, se solicitó a la tripulación la posibilidad de permanecer en Tenerife y no volver a Barcelona, como se había hecho el año pasado, pero se les indicó que aquellos que quisieran hacer esto deberían correr con los gastos correspondientes por su cuenta.

El avión permaneció parado, con el pasaje dentro del mismo, durante 4 horas, espacio de tiempo en el que se solicitó en varias ocasiones agua y comida a la tripulación, ya que había además bebés y niños.

En un principio, según nos relatan, la contestación inicial fue que no había autorización para repartir comida, aunque finalmente a la hija de esta pasajera, de cuatro años y medio, se le hizo entrega de un sandwich.

Después de pasar 4 horas en el interior de la aeronave, se retoma de nuevo el vuelo hacia Barcelona y se decide repartir el resto de snacks entre los pasajeros: kit kat, bolsas de patatas fritas y cacahuetes, tras un vuelo que acabó durando más de 8 horas.

A su llegada a El Prat se les entregó una nueva tarjeta de embarque, con el fin de volver al día siguiente a volar hacia Madeira.

Pues en esta ocasión no creemos que la actuación de Vueling haya sido tan correcta como en el caso sucedido el año pasado.

De hecho, estas mismas circunstancias ya se han repetido, por lo que creemos que si la compañía sigue operando la ruta a Madeira, debe de estar adecuadamente preparada para este tipo de incidentes.

Esto quiere decir que si el plan B de Vueling es «nos vamos a Tenerife, repostamos, volvemos a Barcelona y mañana Diós dirá», estamos arreglados.

Que cada uno tome las consideraciones que estime oportunas, en Turama ya lo hicimos antes del Verano. 

Lamentablemente, la mayoría de pasajeros han decidido que lo más importante en una compañía aérea es el precio de sus billetes, razón por la que Ryanair, EasyJet, o la propia Vueling suben como la espuma.

Por este motivo, muchas aerolíneas han dado prioridad a este aspecto, olvidándose por completo de tener un servicio de atención al cliente que actúe como tal, dando prioridad a la comodidad de sus pasajeros y su experiencia de vuelo.

El día en el que todos volvamos a valorar un buen trato, un buen servicio y una buena atención pre, post y durante el vuelo, ese día algunas compañías aéreas tendrán que replantearse su filosofía de trabajo, o desaparecer.

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