Su flota está compuesta por un solo avión.
Cumple una función primordial comunicando las Islas Hébridas de menor tamaño con el territorio peninsular.
Es muy probable que si te hablamos de las Islas Hébridas, tengas dificultadas para ubicarlas sobre un mapa.
A día de hoy, todavía son una alternativa vacacional reservada prácticamente en exclusiva para auténticos amantes de la naturaleza, el trekking, y el senderismo (también del buen whisky).
Se trata de un extenso archipiélago situado al Oeste de Escocia, compuesto por más de 400 islas, de las cuales sólo están habitadas un centenar.
Debido a la pandemia y a las restricciones sanitarias que trajo consigo, estos dos últimos años registró un notable repunte en el número de visitantes, deseosos de poder disfrutar de un paisaje que de momento no ha sufrido las consecuencias de la contaminación y en donde nunca se forman colas ni aglomeraciones de turistas.
Aunque existe la posibilidad de tomar un ferry entre las islas más populares y de mayor tamaño, el transporte por vía aérea suele ser el método más utilizado tanto por los locales como por los foráneos, sobre todo cuando es necesario desplazarse a las más pequeñas y alejadas del territorio peninsular.
Como ya te habrás imaginado, toda esta zona no se caracteriza precisamente por sus bondades meteorológicas, y los fuertes vientos reinantes así como las intensas lluvias que suelen azotar las Hébridas, dificultan en muchos casos la movilidad.
A pesar de este importante hándicap, hay una compañía aérea que está especializada en operar las rutas interinsulares, y que apenas ha tenido que cancelar salidas desde su creación en 1995.
Cuenta con un solo piloto y una sola aeronave, y podríamos definirla como una de las aerolíneas más aisladas de toda Europa, ya que vuela gran parte de sus rutas en exclusiva, lo que hace que no tenga contacto con otros aviones hasta que regresa a su base principal al finalizar el día.
Su nombre es Hebridean Air Services, y desde el año 2016 forma parte del grupo británico AirTask.
El secreto de su éxito radica en contar con un piloto que lleva volando sobre las Hébridas desde hace un buen número de años, y conoce a la perfección los caprichos meteorológicos de las mismas.
Es el encargado de operar el único avión de la aerolínea, un Britten Norman BN-2B 26 Islander, extraordinario bimotor de fabricación inglesa del que existen actualmente cerca de mil unidades activas repartidas por todo el mundo.
Hebridean tiene su base en el aeropuerto de Oban (OBN), donde además se encuentran los técnicos de mantenimiento que dan servicio al resto de aeronaves del grupo AirTask.
Una vez que abandona a primera hora de la mañana su correspondiente estacionamiento, el Islander, su piloto, y los 9 pasajeros que pueden embarcar como máximo en la cabina, vuelan durante el resto del día con la única compañía de la diversa y abundante fauna aérea que habita en el Mar de las Hébridas.
En virtud de un convenio suscrito con las autoridades de Argyll y Bute, la aerolínea opera en exclusiva las rutas entre Oban y las islas de Islay, Coll, Tiree y Colonsay.
Hablamos de aeródromos de pequeño tamaño, con infraestructuras muy básicas, o en algunos casos incluso carentes de ellas.
Desde la quiebra de FlyBe, la rivalidad entre compañías en esta zona es prácticamente inexistente.
El avión de Hebridean es el único que opera regularmente en varios de los aeródromos, y en el resto sólo es posible ver aterrizar algunos aparatos de la escocesa Longanair, en ocasiones bajo la librea de British Airways.
La duración media de los vuelos desde Oban a las islas más alejadas no suele superar las dos horas y media, aunque este dato puede variar significativamente dependiendo de las condiciones del viento.
Hay otros viajeros que prefieren cubrir esa distancia embarcándose en los distintos ferrys que parten también desde Oban, aunque finalmente hagan un viaje bastante más largo.
Si te mareas con facilidad, probablemente ninguno de los dos medios de transporte se adapte a tus necesidades.
En todo caso, aquellos que opten por el avión podrán disfrutar de uno de los paisajes más increíbles, agrestes y espectaculares de Europa, difícil de apreciar en toda su dimensión si viajas en barco.
Montañas, acantilados y playas de ensueño, probablemente las más instagrameables que vayas a ver en el Viejo Continente, con la salvedad de que la temperatura de sus aguas no es precisamente la misma que encontrarás en el Mediterráneo.
Un minúsculo detalle que podrás compensar acudiendo a alguna de sus famosas destilerías, donde supuestamente nace el mejor whisky escocés.
Si decides probarlo, te recomendamos que dejes un espacio de tiempo prudencial antes de emprender el camino de vuelta a tierra firme, ya sea en avión o en barco, por razones obvias que seguramente ya te habrás imaginado.