El pasado Miércoles 15 de Diciembre, Adam Jenne se encontraba dentro de la cabina de un avión perteneciente a la aerolínea estadounidense United Airlines.
Sobre su rostro se podía ver un llamativo tanga de color fucsia, que naturalmente no pasó desapercibido para los tripulantes de cabina que estaban operando el vuelo.
Poco antes de que el aparato iniciase el rodaje hacia la pista de despegue, un empleado de la compañía se dirigió a él para indicarle que debía abandonar el avión.
La razón esgrimida fue que Adam Jenne no estaba cumpliendo la normativa de United Airlines sobre el uso obligatorio de mascarillas durante el vuelo, algo que fue refutado por el propio afectado al indicar que la pieza de lencería estaba cubriendo su boca y nariz, tal y como exige la aerolínea a todos los pasajeros.
Este razonamiento no le valió de mucho, ya que pocos minutos después de mantener esta conversación decidía salir de la aeronave voluntariamente, para evitar ser detenido por la policía.
Hoy mismo, United Airlines le comunicaba por escrito que no se le permitiría volver a subir a un avión de esta compañía hasta que su caso sea revisado por la TSA (Transportation Security Administration), que en estos momentos tiene pendientes más de 5.500 incidentes de similares características, relacionados con pasajeros que rehúsan utilizar una mascarilla mientras viajan en avión.
Adam se enfrenta a partir de ahora a una multa que podría llegar hasta los 3.000 dólares, ya que no es la primera vez que es expulsado de un avión por utilizar lencería en vez de la correspondiente mascarilla.
Previamente, la también norteamericana Delta Airlines lo había sancionado exactamente por el mismo motivo.
Además, Adam ha asegurado a la prensa que seguirá repitiendo este comportamiento en otras aerolíneas, en este caso haciendo alusión a un próximo vuelo con Spirit Airlines.
Al parecer, se trata de una manera bastante original de protestar por una política anti COVID que según su opinión resulta absurda, ya que obliga a los usuarios del transporte aéreo a portar una mascarilla para poder embarcar en el avión, pero posteriormente se les permite prescindir de la misma mientras comen o beben.
«Creo que la mejor manera de ilustrar algo absurdo es con algo todavía más absurdo. Resulta totalmente ridículo el que te obliguen a utilizar una mascarilla hasta alcanzar la altitud de crucero, y a partir de ese momento puedas pedir lo que quieras para comer y quitártela sin ningún problema. Pues igual de ridículo es ponerse lencería femenina sobre la cara».
Por su parte, representantes de diferentes sindicatos de tripulantes de cabina en los EEUU, han asegurado que estos profesionales están cansados de tener que discutir a diario con cientos de pasajeros que ponen en cuestión las medidas anti COVID impuestas desde la Administración de Transporte del país, que en muchos casos han derivado en incidentes graves con agresiones no sólo verbales, sino también físicas.
De hecho, han solicitado formalmente que se endurezcan las sanciones contra estos pasajeros, tanto en el aspecto económico como también en la prohibición de poder volver a volar.
Ante estas declaraciones, Adam Jenne comentaba lo siguiente:
«Entiendo que los tripulantes de cabina estén cansados. Supongo que estarán cansados de tanta discusión ridícula con gente que además los amenaza físicamente o con poner una demanda a la compañía. Es normal que estén hasta las narices de todo esto, pero toda la gente con la que he hablado, prácticamente el 100%, me han confirmado que encuentran absurdo el asunto de las mascarillas».
United Airlines ha emitido un comunicado afirmando que el pasajero no cumplía la normativa, al mismo tiempo que ha felicitado a los tripulantes del vuelo afectado por su comportamiento en este caso.