Thomas Cook resucitará "milagrosamente" en unos meses

Es muy probable que a estas alturas de la película te hayas preguntado cómo es posible que una empresa que cuenta con un centenar de aviones, oficinas en toda Europa, más de 20.000 empleados y un buen número de resorts y hoteles, pueda desaparecer de la noche al día sin dejar rastro, abandonando a cientos de miles de clientes.

Es más, si te paras a pensarlo, se está hablando de una deuda contraída por Thomas Cook que podría superar los 3.000 millones de euros, cantidad que quedaría totalmente saldada con la venta de los aviones que tiene en propiedad, 3 Airbus A330, con un valor unitario cercano a los 200 millones de euros, la totalidad, o parte, de los slots que tiene en aeropuertos de relevancia, un porcentaje del negocio manejado en el norte de Europa, o incluso del propio touroperador, y los millones de libras que le fueron ofrecidas por varios inversores durante los dos últimos años, y en especial los meses previos a la quiebra.

Pero aún considerando que la deuda del touroperador británico fuese mucho mayor, es imprescindible tener en cuenta que lo importante es seguir generando negocio y contar con clientes, factores ambos que en el caso de Thomas Cook estaban todavía presentes en la complicada ecuación para su subsistencia. No olvidemos que a día de hoy tenemos empresas muy relevantes, como por ejemplo Telefónica, que siguen en funcionamiento a pesar de arrastrar un enorme déficit a sus espaldas (hablamos de cantidades cercanas a los 30.000 millones de euros).

El problema real de la deuda contraída por Thomas Cook no es sólo el importe al que asciende, sino cuándo hay que abonarla, y por lo que sabemos a día de hoy, los pagos que hubiese tenido que afrontar en los próximos meses no superaban los 1.000 millones.

Pero no sólo es esto, es que estamos hablando de que un buen número de hoteleros se habían ya puesto de acuerdo para condonar parte de las cantidades adeudas por Thomas Cook con ellos, a cambio de que siguiese operando y poder participar en el futuro del capital social de la empresa.

Y al final, la historia que trasciende al público y a los medios de comunicación, es que el cierre se produjo porque el Gobierno Británico se negó a aportar los 200 millones de libras que se le pedían para evitar la quiebra, cuando la repatriación de los turistas ingleses (ojo, sólo de los ingleses, que son los únicos que pagan para ello), le iba a costar una cantidad muy similar.

Por supuesto, pocos han comentado que por encima de todo esto, existe un grupo chino llamado Fosun Tourism Group, que tiene en su poder 900 millones de libras que le están quemando en las manos, y están deseosos de invertirlas en Thomas Cook.

Fosun ofertó en su momento dos pagos por importes de 450 millones de libras cada uno, que al parecer fueron rechazados.

Entonces, juntando todos estos factores, sabiendo que hablamos de probablemente el touroperador más respetado del planeta (a pesar de que también provocó muchos problemas en el sector), con millones de clientes, una flota más grande que la de muchas aerolíneas importantes, como Iberia, por ejemplo, con un importante socio capitalista dispuesto a regar la compañía con cientos de millones de libras, y con unos acreedores dispuestos a perder dinero para que pueda seguir operando, nos dicen que «desgraciadamente, no fue posible salvar a Thomas Cook».

Y lo peor de todo, es que esperan que nos lo creamos.

Salvando las distancias y mirando no mucho más atrás, alguien tendría que recordar lo acontecido con Niki, la compañía aérea del que fue campeón de Fórmula 1, Niki Lauda, que también se declaró en quiebra de la noche a la mañana, y a las pocas semanas estaba volando de nuevo bajo el nombre de Lauda.

O el caso todavía más sangrante de WOW, la aerolínea islandesa que en la Primavera pasada también entraba en suspensión de pagos, dejando varados a miles de clientes, y el próximo mes volverá a surcar los cielos, con el mismo nombre y librea que siempre tuvo.

O quizás otro que duele mucho más, porque tocó muy de lleno en el corazón de este país, cuando Air Madrid dejó tirados en plenas Navidades a todos sus clientes y empleados, y posteriormente acabó reconvertida mágicamente en Plus Ultra Líneas Aéreas.

Thomas Cook es un tesoro demasiado valioso que no va a quedar tirado en el suelo. Sus aviones valen dinero, sus slots, sus instalaciones, su infraestructura.

Pero claro, qué mejor forma de hacer un lavado de cara, pasar por «chapa y pintura», desprenderse de un buen número de deudas, eliminar puestos de trabajo de muchos años de antigüedad, con salarios elevados y condiciones laborales especialmente generosas, y comenzar una nueva vida operativa libre de lastres.

Con el mismo nombre, o con una denominación diferente, Thomas Cook se reinventará en otra empresa más adaptada a los nuevos tiempos que corren, y en manos británicas, chinas, o europeas, volverá a operar en muy pocos meses.

Marquemos la fecha de hoy y calculemos cuánto tardamos en verlo.

Actualizado a fecha 25/09/2019

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